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Mientras las noticias políticas copan los titulares periodísticos y la atención de la opinión pública en Colombia, en el mundo económico se acumulan señales de tormenta que no deben ser ignoradas, aunque sean menos impactantes que el terrorismo del ELN, la rebelión contra Maduro, las nuevas revelaciones sobre los sobornos de Odebrecht o las primeras medidas del ultraderechista Bolsonaro.
El Foro Económico Mundial de Davos, reunido la semana pasada, fue la ocasión para que se plantearan las preocupaciones de las entidades internacionales, gobernantes y empresarios sobre el futuro de la economía.
En contraste con el optimismo de años anteriores, ahora el consenso de la élite apunta a que se está frenando el crecimiento mundial. Según los pronósticos del Fondo Monetario Internacional se espera un crecimiento global de 3,5% para el 2019, que no solo es inferior al del 2018 (3,7%), sino que significa un recorte de 0,2% frente a las proyecciones hechas hace tan solo tres meses.
Las encuestas de opinión a empresarios y consumidores muestran una mayoría que coincide con las expectativas de desaceleración. Por supuesto, este promedio global esconde significativas diferencias entre las regiones. Así, mientras se espera que China e India crezcan por encima del 6%, Europa solo lo hará a una tasa del 1,6%, Japón al 1,1% y en Estados Unidos es donde se sentirá más fuerte la desaceleración bajando de cerca del 3% el año pasado a solo 1,8% en el 2020.
La rebaja de impuestos de Trump fue sólo flor de un día. Por el contrario en América Latina se espera que el crecimiento repunte en los próximos dos años, de 1,1% en 2018 a 2,0% en 2019 y 2,5% en 2020, aunque esta recuperación es más lenta que la que se esperaba hace tres meses.
Tres de las principales causas de la desaceleración tienen un fuerte componente político. La guerra comercial entre EE.UU. y China, el Brexit y las tensiones sociales por la globalización, representadas en los chalecos amarillos de Francia.
Las tensiones comerciales generadas por las políticas de Trump son tal vez, el nubarrón más importante que se cierne sobre la economía mundial, sobre todo por el carácter impredecible del “maestro de las negociaciones” que acaba de sufrir una vergonzosa derrota en su obsesión por construir el muro en la frontera con México.
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