El negro futuro del carbón

Mauricio Cabrera Galvis

El futuro de carbón es más negro que el color del mineral que sale de la tierra. Me refiero al futuro económico, no porque se agoten las reservas y disminuya la producción, sino porque va a disminuir el consumo y caerán los precios. Es una perspectiva que debe preocuparnos por la importancia que ha ganado este producto como fuente de divisas.

Hace 25 años exportábamos 15 millones de toneladas y recibíamos unos USD 550 millones. En un cuarto de siglo el volumen de exportaciones se multiplicó por seis llegando a 87 millones de toneladas, mientras que con el aumento de precio de los hidrocarburos los ingresos se multiplicaron por 13 hasta USD 7.500 millones.

Así, el carbón es hoy la segunda exportación colombiana, superando con mucho al café que en sus mejores años no ha pasado de USD 2.500 millones, y su participación en el total de exportaciones pasó del 8% al 17,8%. Un ingreso muy importante que no hay con qué reemplazarlo cuando disminuya.

En el caso del petróleo el riesgo principal es el agotamiento de las reservas, pues tenemos solo para 6.5 años de producción y si no se utilizan nuevas técnicas de exploración como el fracking va a ser difícil reemplazarlas. En el carbón, por el contrario hay abundancia de reservas probadas, unos 5.000 millones de toneladas que alcanzarían para 60 años de producción. El problema es que mucho antes de que se agoten no vamos a tener quien lo compre.

El carbón fue el combustible de la primera revolución industrial, y llevó a Inglaterra a ser la gran potencia industrial en los siglos XVIII y XIX, cuando el 80% del carbón mundial salía de las minas inglesas. El petróleo y el gas lo han desplazado como combustible para motores, pero por su menor costo su poder calorífico todavía se utiliza para generar el 38% de la energía consumida en el mundo.

Esta situación va a cambiar en pocos años por la creciente conciencia de los daños irreparables que produce el calentamiento global. La tendencia mundial es sustituir los combustibles fósiles por fuentes de energía limpias, y el primer afectado va a ser el carbón por ser el hidrocarburo que produce el mayor impacto ambiental tanto en su proceso de producción como en la cantidad de gases de efecto invernadero que emite.

Inglaterra es el caso más claro de sustitución. A mediados del siglo pasado tenía cerca de 1.400 minas subterráneas que producían la casi totalidad de las 230 millones de toneladas que consumía; hoy todas esas minas están clausuradas, solo quedan unas pocas a cielo abierto, y el consumo anual de carbón ha caído a 18 millones de toneladas.

El menor consumo ya está afectando los precios que en este año han caído 30%, en claro contraste con la recuperación de los precios del petróleo, y no se espera que se recuperen en el corto plazo. Un negro futuro para el que no estamos preparados.

macabrera99@hotmail.com

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