En alguna de las notas de campo que he publicado, relaté la historia de una familia que compraba para la lonchera de sus niños en el colegio latas red bull, como si fueran gaseosas, al lado de un par de sanduches. Los niños tenían siete y ocho años.
Es preocupante el alto nivel de consumo de bebidas energizantes en Manizales y su combinación con licor. Ví hace poco a un par de jóvenes que mezclaron media de aguardiente con dos vive 100 y se lo tomaron todo de una -“fondo blanco”- como si fuera gaseosa.
Pero, ¿son realmente saludables estas bebidas o están envueltas por un mito detrás del cual hay consecuencias insalvables?
Los llamados “energizantes” son bebidas compuestas en su mayoría, por cafeína, taurina, guaraná, vitaminas y azúcares o endulzantes.
Estudios elaborados en Australia, Estados Unidos y Canadá mostraron un alto consumo de estas bebidas en niños entre los 12 y 14 años (uno de cada cuatro de estos niños las consume) así como uno de cada tres entre los 14 y los 24 años.
Hay que saber que componentes como la cafeína, la taurina y el guaraná estimulan el sistema nervioso central y en grandes dosis se puede producir una sobredosis, un síndrome parecido a la intoxicación por anfetaminas, que se manifiesta en hipertensión, arritmias y problemas cardíacos que pueden llegar a ser mortales.
Un convencido de los peligros de ingerir estas bebidas es el abogado colombiano Hermann Garrido, quien obstinadamente ha liderado una lucha contra las bebidas energizantes, especialmente contra la marca Red Bull, de la cual dice no ser una bebida que da energía, sino que es un estimulante que actúa de forma similar a las sustancias psicoactivas.
Garrido se enfrentó jurídicamente al Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima), al Ministerio de Salud y Protección Social, y a la sede en Colombia de la multinacional Red Bull. El abogado considera que al catalogar esas bebidas como energizantes “se está induciendo al error al consumidor porque con ese líquido no se quita el cansancio, sino que solamente lo disfraza”. Así lo advirtió en la demanda que instauró en noviembre de 2010.
Del mismo modo exigió el abogado que el consumo de estas bebidas fuera restringido en mujeres embarazadas, niños y pacientes con arritmias, trastornos o ansiedad. “A los niños, que apenas están formando su organismo, por las mismas razones por las que no se les puede dar alcohol o cigarrillos, no se les puede dar bebidas energizantes porque son nocivas para la salud”, explicó el abogado.
Tan sólo en 2011, cuando estas bebidas llevaban un poco menos de 10 años en el mercado colombiano, se vendieron seis millones de litros de energizante, lo que generó ganancias cercanas a 170 mil millones, según la Cámara de la Industria de Bebidas de la ANDI. En 2012, el energizante más comercializado en el país fue Vive 100, con el 64 % del mercado.
Aunque el fallo del Consejo de Estado ordenó que en adelante todos los energizantes deben llevar un mensaje expreso sobre “los posibles riesgos que genera para la salud”, su venta no se limitará. A finales de 2012, Estados Unidos encendió las alarmas sobre si los energizantes habían causado la muerte de decenas de jóvenes. Países como Francia, Dinamarca y Noruega prefirieron restringir la venta de este tipo de bebidas y venderlas únicamente en las farmacias. Incluso, en algunos lugares del mundo se han retirado del mercado.
En Colombia, mientras tanto, pueden conseguirse en cualquier semáforo del país. Parece difícil que las autoridades colombianas decidan regular la venta de un producto que al parecer es uno de los que mueve más cifras multimillonarias en la economía nacional.
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