Escucha primero

Federico Cárdenas Jiménez

En la reciente Sesión Especial de la Asamblea General de Naciones Unidas (Ungass) en Nueva York, a la que asistieron Colombia, México y Guatemala con el propósito de hablar urgentemente sobre nuevos enfoques para abordar el fenómeno de las drogas en el mundo, quedó claro que las políticas vigentes sobre las que se rigen estos tres países han creado efectos devastadores en sus sociedades, a pesar de ser los tres los que concentran el tráfico de cocaína, marihuana y heroína en la región.

Tres tratados internacionales relacionados con drogas, crimen y terrorismo, han condicionado a estos gobiernos a prohibir el comercio y la posesión de sustancias, en la lógica anterior de perseguir, prohibir y controlar, hilos manejados y monitoreados obviamente por los Estados Unidos.

Hoy día, a pesar incluso que países como China y Rusia piensan lo contrario, los debates internacionales apuntan a un manejo diferente del fenómeno, como bien lo expresó el presidente Juan Manuel Santos en una entrevista reciente a propósito de esta reunión en Nueva York: “Cuando haces algo durante 40 años y no funciona, debes cambiarlo”.

Pero cambiar la política antidrogas implica cambiar el punto de vista sobre el tema, un paso bien grande a la hora de hablar de transformaciones puesto que toda una maquinaria política, económica, jurídica, preventiva, social y cultural está soportada sobre el paradigma prohibicionista, que ya sabemos todos, no funcionó. Que un consumidor no sea visto como un delincuente es algo extraordinario desde todo punto de vista, sobre todo porque detrás del concepto prima un sujeto con derechos y con circunstancias, es decir un ciudadano en medio de un estado social de derecho y aunque estamos hablando en términos ideales, es esperanzador saber que desde la perspectiva de las políticas públicas –al menos en este tema de las drogas- las dimensiones del desarrollo humano están pasando paulatinamente al centro del debate jurídico y social.

Para ilustrar un poco estas ideas, la reunión de Nueva York tuvo como novedad el lanzamiento de una campaña preventiva sobre el uso y abuso de drogas muy diferente a las anteriores, esta vez con un concepto sensato de “escuchar para actuar”.

La estrategia “Escucha Primero” tiene como objetivo sensibilizar a la población en general respecto de escuchar a los niños y jóvenes como el primer paso para ayudarles a crecer sanos y seguros identificando y previniendo los comportamientos de riesgo que inciden en el consumo de drogas y en otro tipo de circunstancias relacionadas.

Esta estrategia es promovida por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), junto con la Organización Mundial de la Salud (OMS), Misión Interministerial francesa para lucha contra las drogas y Conductas Adictivas (Mildeca), y el Ministerio de Salud y Asuntos Sociales de Suecia, y se dará a conocer en próximos meses a la opinión pública.

Esperemos que “Escucha primero” sea más asertiva que “di no a las drogas” o “un mundo libre de drogas” o nuestra gran mentira de “Colombia, territorio libre de drogas”.

Comentarios