Petro, el enemigo de la “paz total”

Carlos Enrique Martínez Caballero

Paz, paz y más paz… Desde mi punto de vista; que ironía que los violentos, guerrilleros, exguerrilleros, paracos y corruptos, le hablen públicamente al país de un tema de fondo y no de forma, especialmente con la propuesta de “paz total” que maneja Gustavo Petro, uno de los que fomenta la guerra, división e inconformismo con sus propuestas, imagen y discursos.
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La paz; el artículo 22 de la constitución del 91 expresa el tema, “como un derecho y un deber de obligatorio cumplimiento” exigido por el pueblo de Colombia en el preámbulo del mismo documento rector para la nación.

Equivocado todo aquel que piense que la paz llega por acción directa de un gobierno y peor aún de la mano de Petro, por una política transitoria o una bandera de campaña, la paz es un tema que involucra al ciudadano más viejo y al embrión que está en el vientre de su madre. 

Para entender el tema, debemos comprender tres ejes fundamentales, el primero la seguridad, esa que se entiende como la ausencia de peligro o riesgo permanente, que nos hace sentir intranquilos e inseguros por causa de las amenazas que representan las FARC, el ELN, las disidencias, el narcotráfico y entre otros el M19, que toma fuerza gracias al presidente desde el momento que sacó la bandera debajo del colchón para mostrarla en una alocución.

Colombia transita permanentemente sobre la inseguridad y este gobierno con su cuento de la “paz total” ha sido permisivo, indolente e indiferente en este tema.

Como consecuencia del primero está el segundo eje, el poco respaldo y fortalecimiento que recibe la fuerza pública (artículos 216 y 217 de la CPN) mediante una política responsable del comandante supremo de ellas, la debilidad en este tema, permite el incremento de la violencia, el aumento de los grupos guerrilleros y la retoma de la extorsión, secuestro, boleteo y lo peor, el ingreso de niños y niñas al interior de esos grupos guerrilleros.

La supuesta “paz total” que se supone busca la justicia social, cambia el servicio militar obligatorio por servicio social para la paz, deja sin herramientas a los militares y policías a la hora de enfrentar el delito, pero le permite a los alzados en armas actuar con atentados terroristas como el reciente en Arauca recordándonos que la amenaza está presente en todo el país, esa política socaba cada día la seguridad y la soberanía.  

Por último la economía, desde que llegó Gustavo Petro este eje sufre todos los días una inestabilidad peligrosa, que obliga a los poderosos a proteger sus recursos fuera del país, genera desempleo, carestía, desabastecimiento y zozobra general, por ende permite el aumento de todos los indicadores de inestabilidad que pueden sufrir los colombianos.

Si la economía se debilita se incrementa la inseguridad, si no contamos con una fuerza pública empoderada, autónoma y sólida, se incrementa la inseguridad  y no se reducirán las amenazas que nos afectan, colocando por naturaleza directa y descarte al tema de la paz en una simple falacia política engañosa que seguirá siendo una utopía nacional, convirtiendo al presidente en un enemigo de la “paz total” y retornando al país al concepto de un posible estado inviable.

“El camino puede ser difícil, pero con su ayuda lo podemos lograr” “Soy Ciudadano”

Carlos Enrique Martínez Caballero

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