En el año 2008 estalló una de las burbujas económicas más grandes de la historia reciente, que desembocó en una aguda crisis financiera sólo comparable con la crisis de los años 20 y 30 del siglo pasado, y ahora, en pleno 2011, resuenan por todas partes los augurios de una nueva recesión mundial, o, lo que es peor, de una “recesión de doble caÃdaâ€, como la llaman los economistas. Miremos cada caso, brevemente.
Hace tres años, cuando uno de los cinco bancos de inversión más grandes del mundo, Lehman Brothers, se anunció en bancarrota, los mercados mundiales entraron en pánico: la especulación hizo que se redujera drásticamente el nivel de transacciones en las bolsas de Estados Unidos, debido al “miedo†de los inversionistas de perder dinero por una posible devaluación de sus inversiones. A continuación, los otros cuatro megabancos de inversiones, juntos con otros más en Europa y Asia, se fueron cayendo uno por uno en medio de un efecto dominó que marco el inicio de la catastrófica recesión mundial que dejó en estado de desempleo a más de 30 millones de personas en todo el mundo. Como el problema consistió en la iliquidez del mayor sistema financiero del planeta, el gringo, la solución fue fácil, aunque muy dolorosa en términos históricos: el Gobierno Federal inyectó 1.4 trillones de dólares a la banca privada, en la primera muestra de nacionalización y socialismo económico del más grande emporio del libre mercado y del neoliberalismo en el mundo.
En la actualidad la enfermedad es la misma, pero las consecuencias parecen ser más graves. La graves crisis polÃtica que se conjuró en los Estados Unidos para fines de agosto, en la que republicanos y demócratas llevaron al lÃmite la capacidad de pago de la deuda pública de su paÃs, sumada a la difÃcil situación Europea en la que Grecia, Portugal, Irlanda y ahora Italia tuvieron que asumir duras restricciones fiscales impuestas desde el Banco Central Europeo, para no ser declarados ‘economÃas en quiebra’; han desatado una nueva ola de especulación que se refleja en la falta de confianza de inversionistas y consumidores en que los Estados no sean capaces de detener la desaceleración de sus economÃas, y en que se abra la posibilidad de que entren en ‘default’ por impago de deuda pública. AsÃ, parece nos dirigimos nuevamente hacia una nueva recesión mundial en la que se disminuirá la inversión, se reducirá el gasto público, aumentará el desempleo y caerá deliberadamente el nivel de vida de la humanidad, y todo por la especulación.
Si en el siglo 14 una de las peores tragedias fue la muy famosa “peste negra”, en lo que va del siglo XXI la peste de la especulación económica está destruyendo la economía mundial, y con ella los ahorros, el empleo y la calidad de vida de millones de personas en todo el orbe.
Credito
Rodolfo Molina Meza
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