Dar prioridad a los niños y niñas en un mundo urbano

América Latina y el Caribe es la región más urbanizada del mundo. Más del 79% de la población en la región – incluidos 196 millones de niños y niñas –

viven en ciudades grandes y pequeñas. Muchos niños disfrutan de las ventajas que ofrece la vida urbana, incluido el acceso a los servicios educativos, médicos y recreativos.  Sin embargo,  muchos de ellos  viven en barrios urbanos pobres y hacen frente diariamente a violaciones de sus derechos.


Para estos niños y niñas la experiencia urbana conlleva la pobreza y la exclusión.  A estos niños y niñas se les deniegan elementos esenciales como el agua potable, la electricidad y la atención de la salud, incluso si viven cerca de estos servicios. Muchos viven en condiciones muy difíciles, en viviendas destartaladas y atestadas, ubicadas en asentamientos altamente vulnerables a las enfermedades y desastres naturales. Y a otros tantos se les obliga a realizar trabajos peligrosos y explotadores, en lugar de fomentar su asistencia a la escuela.
 
Las cifras promedio indican que los niños en las zonas urbanas suelen  gozar de un mejor estado de salud y contar con más oportunidades educativas que los niños y niñas de las zonas rurales. Se trata de un efecto que se suele denominar “la ventaja urbana”.  Sin embargo, la escala de las desigualdades que se registran en las zonas urbanas es preocupante y las cifras desagregadas revelan que las brechas entre los pobladores ricos y pobres en las ciudades suelen igualar y a veces superar las brechas que existen entre los pobladores de ciudades y los de las regiones rurales.
 
De las diez ciudades con mayores desigualdades, cinco están en ésta región (Fuente: UN Habitat, Global Urban Observatory, 2009. Data from UN-ECLAC, UN-ESCAP, UNU and other sources). En América Latina y el Caribe la brecha entre jóvenes rurales y urbanos que finalizan su educación secundaria es menor que la brecha entre jóvenes en las ciudades (fuente: Encuestas de Hogares Nacionales, circa 2009. MICS3, 2006). La pobreza y la desigualdad generan sensaciones de impotencia y frustración que, a su vez, suelen dar lugar a la delincuencia y la violencia, problemas que se han convertido en realidades cotidianas en los centros urbanos de toda la región.
 
Millones de niños y niñas en la región viven ya en entornos urbanos. A medida que aumenta su número, es necesario prestar la debida atención a aquellos que viven en condiciones de pobreza a través de medidas urgentes como: comprender el alcance y la naturaleza de la pobreza y la exclusión en las zonas urbanas; definir y suprimir los obstáculos que dificultan la inclusión de los más marginados y mantener un enfoque sólido en las necesidades y prioridades particulares de los niños en la planificación urbana, el desarrollo de la infraestructura y la prestación de servicios. Parte vital de este enfoque en los niños que viven en entornos urbanos es la creación de espacios públicos para fomentar el deporte y la recreación como alternativa a actividades que conducen a la violencia y al consumo de drogas.
 
La equidad debe ser el principio rector de las intervenciones en pro de todos los niños y niñas en zonas urbanas.  No se puede crear un medio ambiente que propicie bienestar de los niños con acciones aisladas y esporádicas. Debemos aplicar un enfoque integral y concertado tanto en materia de políticas como de prestación integral de servicios.

Colprensa

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