Otra vez el suicidio

Columnista Invitado

De nuevo el suicidio llama la atención entre los ibaguereños, como tal aparecen las medidas preventivas y correctivas, unas prácticas de rápida implementación, como la de colocar una malla al puente de tal manera que la gente no lo pueda usar como trampolín para quitarse la vida, otra colocar vigilancia las 24 horas al puente a través de un CAI. Desde luego que son medidas interesantes que pueden ayudar a contrarrestar el número de personas que desanimadas por los problemas que los agobia, optan por emprender camino hacia la eternidad. Pero es necesario preguntarnos, si estas soluciones abordan el problema de fondo y son una solución efectiva.
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Aparece en el mismo sentido, los encargados de ofrecer ayuda psicosocial diseñada por la Secretaría de Salud de Ibagué a través de hospital del Sur USI Ricaurte, estrategia valida ya que puede ser una oportunidad para que las personas ahogadas en la temible enfermedad de la depresión la puedan superar evitando así, que decidan sobre su vida, partiendo del plano terrenal. Sin embargo, lo más doloroso es que una vez pasa el nefasto suceso, todo se olvida. 

Excúseme, pero considero que el tema del suicidio no ha sido abordado como debe ser, a profundidad y con expertos de tal manera que de dicho análisis se infieran políticas y acciones a implementar. Cuesta trabajo entender que los jóvenes no quieran vivir. Debe existir algo de fondo que en mi sentir tiene que ver con la educación que hoy se oferta. Por ello, me atrevo a decir, que si bien es cierto la depresión la puede sufrir cualquier persona, sin ser consciente de la misma, también es cierto que no todas las personas que la sufren terminan quitándose la vida. 

Si eso es cierto, sería importante investigar por qué unas personas a pesar de padecer depresión no acuden al suicidio como estrategia para huir o evadir de su problemática. En mi sentir creo que ello tiene que ver con el carácter y la personalidad que cada uno posee. Si eso es cierto, la pregunta es: ¿Quién y dónde se forma el carácter y la personalidad del ser humano? Me atrevo a decir que las mismas se forman a través de la educación. Lo anterior implica volver la mirada hacia la educación empezando por revisar qué tipo de educación se está dando en la familia, dado que esta es la primera escuela donde el ser humano inicia su formación. 

¿Será que hoy la educación que imparte el núcleo familiar es laxa, facilista carente de principios y valores? Igualmente se debe colocar la mirada en el actual sistema educativo, que, en mi criterio de sistema, no tiene nada más allá que el nombre. Lo poco que existe esta fragmentado y no funciona como tal. Además, carece de estructuras curriculares pertinentes y de alto nivel, solo entrega información y datos, olvidando la formación integral del SER, a partir de principios y valores que contribuyan a fortalecer el carácter y personalidad con el objetivo de estructurar sólidamente a cada discente que haga tránsito por el mismo.

 

FÉLIX RAMÓN TRIANA GAITÁN

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