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La propuesta de una nueva constitución, similar al primer paso dado por el régimen en Venezuela, nos obliga a estar en guardia y a actuar con determinación.
Recordemos que en Venezuela la convocatoria a una constituyente fue el preludio de una serie de acciones destinadas a socavar las bases democráticas y consolidar un régimen autoritario, donde los derechos humanos son violados sistemáticamente y la voz del pueblo es silenciada.
Además, la advertencia de Germán Vargas sobre el decreto de emergencia que el gobierno está preparando para convocar la constituyente, pasando por encima de la Constitución, nos alerta aún más sobre la gravedad de la situación.
Hoy nos enfrentamos a una grave amenaza: un presidente que constantemente viola la separación de poderes, debilitando así nuestras instituciones democráticas. Su desprecio por los límites constitucionales y su intento de consolidar todo el poder en el ejecutivo nos llevan hacia un régimen dictatorial.
Petro ignora deliberadamente el papel crucial del legislativo y del judicial, actuando con arbitrariedad y desafiando la autoridad de los poderes constitucionales. Cada decreto arbitrario y cada intento de socavar la autoridad de estos revela su intención de mantenerse en el poder.
Su comportamiento cada vez más amenazante hacia cualquier persona que no esté de acuerdo con él, incluidos sus propios funcionarios, muestra su verdadera naturaleza. Basta con ver cómo está utilizando las superintendencias como arma política para extorsionar a todo aquel que no satisfaga sus caprichos. Pero lo que es aún más preocupante es su intervención en la Registraduría, lo cual sugiere su plan de tomar control del sistema electoral.
Por eso, hoy los invito a que nos unamos en las calles el próximo 21 de abril. El país nos necesita y debemos alzar nuestras voces, no solo ante la amenaza a la democracia, sino también porque este gobierno no defiende ni protege a las mujeres, como queda claro con el nombramiento de Hollman Morris. Además, no protege a los niños, ya que facilita el reclutamiento por parte de terroristas al cederles espacio. Tampoco protege a los jóvenes juiciosos que han sacado adelante sus estudios y son buenas personas; en cambio, destina los recursos para premiar el crimen.
Falla en atender los intereses de los líderes sociales, dado el aumento de asesinatos sin medidas efectivas para detenerlos. No protege el medio ambiente, como demuestra el alarmante aumento de la deforestación en Colombia y la Amazonía en el primer trimestre de este año, alcanzando un pico histórico del 40%. No ha mejorado la calidad de la educación al ceder el control del sector a Fecode.
Tampoco ha avanzado en el proceso de paz, al glorificar el terrorismo y ceder territorios a grupos al margen de la ley, atando las manos del Ejército. Ha dejado desprotegidas a muchas
comunidades indígenas, enfocándose únicamente en la guardia indígena, como estrategia de milicianización. No representa los intereses de los empresarios ya que los trata como bandidos, desconociendo el trabajo realizado durante años por miles de ellos que han contribuido al desarrollo del país, generando empleo. Tampoco da voz a los trabajadores, como lo demuestran las denuncias por maltrato de funcionarios del alto gobierno y por intentar aprobar una ley que amenaza el empleo. No actúa en beneficio de La Guajira, al haber contratado a un individuo de dudosa reputación relacionado con una pandilla de bandidos para manejar los recursos del agua.
Adicionalmente, no combate la corrupción como lo demuestran los varios escándalos, incluidos los del hijo y el hermano del presidente. Tampoco se preocupa por la salud, al ser este gobierno responsable de la destrucción del sistema y será así mismo responsable de un genocidio que se dará si las cosas siguen como van. No aboga por los inversionistas ya que, según los datos presentados por el Dane, se ha registrado una vertiginosa descolgada del 24,8% en la inversión.
Nuestro futuro y el de las generaciones venideras dependen de nuestra valentía y determinación para luchar por un país donde reinen la justicia, la libertad y el respeto por la democracia. Es imperativo que respondamos a este llamado a la acción. No podemos permitirnos quedarnos pasivos mientras observamos cómo nos arrebatan nuestro país. Es hora de actuar juntos en defensa de nuestra democracia y nuestros derechos fundamentales.
Nos vemos el domingo en las calles, Colombia nos necesita…
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