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Aun cuando inicialmente se dijo que sería por un año, lo cierto es que históricamente muchas de las entidades que han sido objeto de esta medida, terminan en liquidación. Lo que sucede con Sanitas se veía venir, especialmente porque las deudas que la entidad tiene con distintos prestadores del servicio, superan los 2 billones de pesos.
Dicen quienes conocen de la temática, que lo que hizo la entidad, fue usar distintos recursos para construir instalaciones, a través de las cuales el grupo Keralty podrá a futuro prestar sus servicios. No me consta, pero esta es una de las cuestiones que deben aclararse pronto. Muchos de los usuarios están preocupados, al igual que los empleados de la EPS Sanitas, porque la incertidumbre los pone en una situación absolutamente compleja. Los primeros, no tienen seguridad acerca de si el servicio se va a prestar de manera rápida y adecuada; mientras que los segundos, no tienen certeza acerca de que su vinculación laboral se mantenga. Miles de empleos están en juego, al igual que la tranquilidad de muchísimas familias alrededor del país.
Y ni qué decir de los acreedores de la EPS, que llevan meses enteros tratando de concretar el pago de los dineros que injustamente se les adeuda. Personalmente he podido conocer de la desfachatez de algunos directivos de Sanitas que, luego de reuniones, acuerdos y promesas, al final han dejado esperando a quienes con ilusión aguardan recibir los dineros debidos. Han olvidado que detrás de las IPS también hay personas que merecen recibir lo que les corresponde.
Personalmente creo que el gobierno nacional tomó una medida exagerada y en extremo dañina. Considero que al final la situación pudo haberse solventado si se hubiesen hecho los giros de dineros adecuados (con los ajustes correspondientes), y no se hubieran traslado tantos pacientes provenientes de otras EPS quebradas. Sin dudarlo, el presidente, con su propósito de reformar el sistema de salud a como dé lugar, asfixió a Sanitas, y dejó en vilo a miles de usuarios. Nada alentador el panorama.
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