1M - Una triste marcha

Columnista Invitado

De entrada, no comulgo con la tesis según la cual el país tenga que entrar en una espiral de marchas y contramarchas en respaldo o rechazo a un gobierno.
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Tampoco creo que como en un partido de fútbol, haya que entrar a calcular de manera precisa los asistentes y luego comparar los números como si fuese el resultado del partido. Y no creo esto último porque hay marchas de marchas. Unas son por razones más libres y otras obligan asistentes o, peor aún, pagan para traer los asistentes o responden a razones distintas en su origen o temática.

Si se quisiera medir el respaldo o no a un gobierno, basta revisar las encuestas, que sí reflejan una realidad debidamente medida y allí es hoy claro que el Gobierno Nacional tiene casi un 65% de desaprobación. Si la sociedad entera libremente asistiera o pudiese asistir a una marcha, pues es obvio que habría 33 millones de personas en una y en la otra 17 millones.

Así que, independiente del número de asistentes a la marcha de los trabajadores del 1 de mayo, ella fue muy triste por algunas razones. La primera, porque a pesar de las posiciones dignas de algunos sindicatos o facciones (CGT Bogotá y Antioquia, parte de la CUT, Utipec, Asincolp, Sintracolpen, Colpeunidos y STCC, entre otros), los demás se dejaron cooptar y perdieron independencia y autonomía para opinar y expresarse libremente. Triste día en el que los trabajadores se volvieron como si fuesen parte del Gobierno.

Pero más triste aún, porque ese día del trabajo y los que vienen serán días de más desempleados, fruto de un muy bajo nivel de crecimiento y del declive en la ejecución de la inversión pública y el mal estado de la inversión privada en el país. Al mes de marzo de 2024, la tasa de desempleo creció más de un punto porcentual, la tasa de desempleo desestacionalizada viene creciendo desde junio de 2023, mes tras mes, y hoy acumulamos 2.800.000 personas sin trabajo, y casi 340.000 nuevos desempleados en un año.

Lo anterior es aún más complejo cuando vemos que las empresas están ocupando menos personas y que incluso la tasa de ocupación y la tasa de desempleo a marzo de 2024 es peor que la que teníamos antes de la pandemia. Es como si nos hubiese llegado una nueva pandemia!!. Tristemente, los jóvenes tienen ya desempleo del 20% y la brecha de desempleo entre los hombres y las mujeres se ha ampliado, generando además un problema de género.

El Gobierno debe ser consciente que debe ejecutar eficientemente el recurso que ha recaudado tributariamente y que es con el sector privado que vamos a prender el motor del crecimiento. Y esto último sólo se logra si es capaz de enviar señales de confianza y certidumbre.

Si no hace lo anterior, seguiremos como hasta ahora, con el peor dato de inversión respecto al PIB en más de diez años, con desempleo creciente, dificultades de recaudo y viviendo dos años seguidos de una pandemia social de más y más desempleo y pobreza. El balón está en las manos del Gobierno y esto se soluciona no solo cooptando marchas.

JOSÉ MANUEL RESTREPO

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