PUBLICIDAD
¿Qué pasó? ¿Por qué se armó una barahúnda infernal y hubo disparos por doquier en la estación del ferrocarril del istmo?: un modesto vendedor ambulante de frutas se enzarzó en una riña con Jack Oliver, norteamericano que estando beodo le compró una tajada de patilla, no la pagó y ante el airado reclamo del lugareño, lo mató de un disparo… Y fue Troya, pues se arremolinaron mulatos, mestizos, negros, indígenas y se lanzaron contra todo lo que imaginaron era foráneo. ¿Saldo? 15 extranjeros y 2 colombianos muertos, 29 heridos y numerosos aporreados.
Ante ello, como suele ocurrir, EE.UU. envió un investigador y éste, en su informe, recomendó enviar tropas, tomarse el istmo y exigir una alta indemnización en dólares.
Cinco meses después, el 19 de septiembre de 1856, llegaron a Panamá dos buques de guerra con 160 soldados gringos que desfilaron por las calles y se tomaron la estación del ferrocarril. Como nadie les paró bolas, tres días después regresaron a su país. Y comenzaron las trapisondas diplomáticas.
EE.UU. demandó exigiendo como indemnización que Colón y Panamá fueran declaradas ciudades internacionalmente libres, que le fueran cedidas a Washington las islas de la bahía de Panamá, el ferrocarril del istmo y se pagaran dos millones de dólares de ese entonces a las familias de los norteamericanos muertos. Y comenzó el litigio.
En 1857, se logró firmar el protocolo Herrán – Cass para zanjar el asunto, la ratificación de Washington y Bogotá se demoró, en 1860 empezó en Colombia la guerra civil denominada “Guerra Magna”. En 1861 estalló la guerra civil en EE.UU. y se empantanó todo.
Años después, terminadas las conflagraciones, el Congreso de EE.UU. ratificó el convenio y el original del documento fue enviado a Bogotá para su aprobación, pero el buque que transportaba los papeles naufragó en el río Magdalena y el texto se perdió.
Finalmente, en 1865, luego de idas y venidas, la empobrecida Colombia tuvo que pagar US$412.394 de ese entonces a los norteamericanos… por una tajada de patilla de cinco centavos que un gringo borracho no canceló.
Fuentes: Eduardo Lemaitre: “Panamá y su separación de Colombia” y Google.
Comentarios