Pudieron ser más, pero …

De los Juegos Olímpicos se pueden destacar muchas cosas, dependiendo de la óptica desde la que se analicen. La ceremonia de inauguración, por ejemplo, dio mucho de qué hablar; o la inclusión, bastante polémica además, de nuevas disciplinas olímpicas, como el breakdance, en lugar de otras, como el patinaje, que, para muchos, tienen más mérito; o el desempeño de los deportistas, el de los nuestros, por supuesto.

Por estos días se ha escrito mucho sobre el tema. No es para menos. La expectativa de nuestra delegación de deportistas era bastante alta. Días antes de la inauguración de las olimpiadas, el presidente del Comité Olímpico Colombiano dijo que esperaban ganar, al menos, 10 medallas. Los juegos terminaron y el resultado, visto desde esa perspectiva, no es el mejor: se obtuvieron cuatro medallas, tres de plata y una de bronce – en Tokio fueron cinco, cuatro de plata y una de bronce – y 14 diplomas olímpicos.

Nuestros dirigentes, con toda seguridad, sacarán pecho con ese resultado. El argumento que esbozarán es el más sencillo de todos: no es una competencia fácil, dirán. Todos los deportistas se preparan para ganar, así que el solo hecho de estar allá es meritorio; y lo importante, lo indica el espíritu olímpico, no es ganar, sino participar.

Pero hay que ir un poco más allá. El resultado, visto desde el esfuerzo, el pundonor, el sacrificio y la disciplina de nuestros deportistas, es muy bueno. De eso no nos cabe duda y deben sentirse orgullosos de lo que lograron. Pudo ser mejor, claro. Su calidad es incuestionable. Pero las cosas pudieron ser distintas si la dirigencia, del Ministerio del Deporte para abajo, se dedicara a hacer lo que le corresponde hacer.

“Ojalá en Colombia piensen en grande y construyan una pista donde entrenar” fue el reclamo de Queen Saray Villegas luego de celebrar su cuarto lugar en BMX Freestyle. Fernando Gaviria, a quien esta vez no le fue como esperaban, fue más directo y señaló que el apoyo del Comité Olímpico y el de la Federación de Ciclismo debería ser durante todo el ciclo olímpico y no limitarse al último año de clasificación. Todos coinciden en eso.

Lo único cierto es que el compromiso de nuestros deportistas contrasta con la ineptitud de los dirigentes. Basta revisar la historia personal de quienes nos representaron en los Juegos Olímpicos y el apoyo que reciben de sus entrenadores y sus familias, y comparar su esfuerzo con lo que viene haciendo el Gobierno Nacional, que para el 2025 redujo el presupuesto para el deporte en casi un billón de pesos, y la ligereza del Comité Olímpico y la displicencia de las federaciones. La diferencia es abismal.