La bioeconomía camino de la sostenibilidad

Columnista Invitado

La bioeconomía no solo representa una oportunidad para el desarrollo sostenible, sino que es una necesidad urgente en un mundo que enfrenta desafíos ambientales y sociales sin precedentes.
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Adoptar un enfoque basado en este tipo de alternativas en las economías locales y regionales, permite trabajar hacia un futuro más sostenible y equitativo, aprovechando los recursos biológicos de manera responsable y eficiente. La producción sostenible de recursos biológicos, su transformación y la creación de valor a partir de estos se hace fundamental en el contexto actual, aborda los desafíos más apremiantes que enfrenta la humanidad, como el cambio climático, la escasez de recursos y la necesidad de un desarrollo económico sostenible.

La importancia de la bioeconomía en las economías emergentes y sociedades que quieren dar un salto a nuevas opciones de mejorar la calidad de vida, encuentran que promover el uso de recursos renovables y biodegradables, les va a ayudar a reducir la dependencia de los combustibles fósiles y minimiza la huella de carbono. Esto es crucial para combatir el cambio climático y proteger los ecosistemas como los que hay en Santander; de igual forma impulsa el crecimiento económico al crear nuevos empleos en sectores como la agricultura, la biotecnología, la biomasa y la bioprocesación.

En ese sentido cuando los gobiernos del orden nacional, regional y local promueven políticas públicas orientadas a invertir en bioeconomía, pueden diversificar sus fuentes de ingreso y aumentar la resiliencia económica, aunado a que los empresarios y las universidades enfoquen sus esfuerzos, conocimientos, capacidades y recursos a generar investigaciones que ofrezcan al desarrollo de nuevas tecnologías que mejoren la producción y el uso de recursos biológicos. Desde biocombustibles hasta bioclásticos, siendo entonces la innovación en bioeconomía la que puede transformar industrias y las formas de consumo.

Con la bioeconomía también se tiene alternativas en la producción de alimentos sostenibles. Al mejorar la eficiencia en la producción agrícola y reducir el desperdicio de alimentos, se puede contribuir a la seguridad alimentaria global. Además, contribuir al desarrollo de productos y servicios que mejoren la salud humana, como medicamentos y tratamientos derivados de recursos biológicos, así como alimentos más nutritivos y sostenibles. Y se hace fundamental promover políticas, publicaciones y decisiones empresariales para fortalecer a las comunidades locales y fomentando prácticas equitativas en la producción y distribución de recursos. Esto es clave para el desarrollo rural y la cohesión social.

Países como los nuestros, con economías emergentes, están llamados con sus decisiones públicas, con la directa participación e injerencia de los distintos actores empresariales y sociales a apostar por la bioeconomía.

 

Isabel Cristina Rincón Rodríguez

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