No podía dejar pasar este espacio para reconocer y exaltar a nuestro Ejército Nacional, próximo a cumplir 200 años de gloria.
Desde el 7 de agosto de 1819 a los lados del río Teatinos, cerca a Tunja con la batalla del Boyacá, Nuestro Ejército Nacional ha mantenido su compromiso de proteger la soberanía nacional; la finalización de la campaña libertadora, al mando del General Simón Bolívar, fue el inicio de la historia de uno de los ejércitos más respetados y entrenados del mundo.
Hoy es difícil encontrar una parte de nuestra Nación donde los hombres y mujeres de nuestro Ejército Nacional no hagan presencia, desde las costas del Caribe y el Pacífico, hasta los inmensos Llanos, desde las selvas del Amazonas al desierto en La Guajira, desde los Andes colombianos donde nacen los ríos en tres cordilleras que separan las diferentes regiones y culturas de la gran nación que es Colombia.
200 años de compromiso, fuerza, honor y abnegación, principios que como Policías también conocemos de primera mano: imposible olvidar que en el seno de nuestro Ejército y de la mano de sus valiosos generales como primeros directores generales, fue que la Policía logró consolidar su vocación de institución de alcance nacional, y heredó la disciplina necesaria para que, en nuestra esencia civil, podamos brindar un servicio de calidad a nuestra comunidad.
Sucesos transcendentales que han marcado la historia de nuestro país, han formado una institución militar reconocida por el mundo, con destacada y heroica participación en conflictos internacionales como el conflicto con Perú por los territorios amazónicos en 1932 y la guerra de Corea en 1950; y siendo protagonista del conflicto armado interno en el que con su profesionalismo y resultados allanó el camino para que una de las guerrillas más antiguas del mundo firmara un acuerdo de paz.
Nuestro Ejército se ha transformado ante las adversidades, logrando el triunfo, creyendo con plena convicción en alcanzar la victoria, proteger la soberanía de Colombia contra cualquier amenaza interna o externa, sacrificándose a la patria, comprendiendo que el servicio es el fin más alto que pueda tenerse, siempre en procura del bienestar de Colombia.
Los policías de Colombia que acompañamos a las fuerzas militares en la vocación del servicio a la patria, que al igual que ellos, conocen el sacrificio de dejar a la familia por proteger a la ciudadanía, comprenden el valor y la necesidad de una institución militar que busca el respeto por los derechos Humanos y acata el Derecho Internacional Humanitario.
Nuestros ciudadanos a quienes nos debemos y quienes son nuestra razón de ser, pueden contar con que su Ejército Nacional, su Policía Nacional y las demás instituciones castrenses seguirán presentes aportando al progreso y seguridad de nuestro país con el mismo ahínco y compromiso demostrado por nuestros soldados durante estos 200 años.
¡Honor y Gloria a los Soldados de la Patria!
Dios y Patria.
Comandante Metib (e)
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