El próximo 5 de noviembre celebraremos 128 años de existencia institucional, y es por eso que en nombre del Señor director General de la Policía Nacional de Colombia y de los 160.000 policías de la patria, de los cuales dos mil conformamos la Policía Metropolitana de Ibagué, queremos agradecerle a toda la ciudadanía el voto de confianza que a diario depositan en nosotros, para respaldar el trabajo que de manera profesional adelantan nuestras mujeres y hombres policías, con el compromiso de mantener y preservar la seguridad ciudadana en esta región del país.
Juan María Marcelino Gilibert, comisario francés, fue contratado por el gobierno nacional para que organizara y dirigiera el primer grupo de hombres que serían los encargados de salvaguardar los intereses, como lo hacemos hoy, de todos los conciudadanos. Y es que seguramente nadie se imaginó ese 5 de noviembre de 1891, que con la firma del decreto 1.000, mediante el cual se dio vida oficialmente al “Cuerpo de Policía Nacional”, se estaba creando una de las instituciones más valiosas para el país. Esa naciente institución policial, con no más de 450 hombres, ha venido evolucionando adaptándose a las realidades y necesidades de nuestro país, fortaleciéndose además para ponerse a la vanguardia de las mejores del mundo, siendo hoy por hoy referencia obligada a nivel internacional en temas como la lucha contra el narcotráfico, el secuestro y la extorsión, y la seguridad ciudadana; motivo de orgullo para todos los colombianos.
Otro importante hito se marcó en el año de 1991 con la Constitución Política en donde la institución se consolidó en la norma superior, la cual le dedicó un artículo específico, el 218, que establece explícitamente que: “La Policía Nacional es un cuerpo armado permanente de naturaleza civil, a cargo de la Nación, cuyo fin primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que los habitantes de Colombia convivan en paz”.
Para nadie es un secreto que en la búsqueda interminable de mantener esas condiciones de derechos y libertades durante todo este tiempo de existencia, desafortunadamente han quedado en el camino centenares de hombres y mujeres Policías, quienes ofrendaron sus vidas en cumplimiento de su deber, aquellos valientes que durmieron eternamente, con el sueño de ver una Colombia libre y en paz; pero este reconocimiento no solo es para ellos, sino para sus familias: padres, madres, hijos, esposas y esposos, que un día se despidieron por última vez de ese hombre o mujer que a diario salía de su casa con la frente en alto, buscando el beneficio para una sociedad que a diario los necesita.
No podemos ser injustos y olvidar aquellos que aunque no perdieron sus vidas, si se vieron perjudicados en la disminución de sus capacidades psicofísicas, esos héroes que a pesar de haber perdido alguna parte de su cuerpo o haber perdido la función de alguna de ellas, aún siguen ahí, en pie de lucha, sintiéndose aún más orgullosos de ser Policías, y esperando que las actuales y futuras generaciones valoren esos sacrificios que algún día hicieron por la Patria.
Solo me resta decirles a todos los ibaguereños, que cuentan con una Policía que a diario trabaja de corazón en la búsqueda de la excelencia y la consolidación de una sociedad segura y en paz, en el marco de nuestros tres pilares institucionales: una Policía para la gente, que se transforma para servir mejor y que piensa en sus Policías.
Dios y Patria.
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