Sus funciones eran, además de servir como un cuerpo élite para la seguridad del César, ser una especie de fuerza policial que mantenÃa el orden público en la ciudad y que también debÃan actuar como bomberos en caso de incendio.
“Vigilanteâ€, “celadorâ€, “porteroâ€, “guachimánâ€, son apelativos hoy mal utilizados para referirse a un oficio que más allá de constituirse en un tipo de trabajo es una profesión, de alto riesgo por cierto, ser 'guarda de seguridad'.
Ser guarda de seguridad es mucho más que vestir un uniforme y portar un arma para garantizar la vigilancia de un determinado lugar; no es sólo aquella persona que encontramos al ingreso de cualquier entidad o institución; es aquel a quien confiamos nuestros bienes, la seguridad de nuestras familias, es la cara amable que nos orienta, aquel a quien encomendamos nuestro hogar cuando estamos fuera de él.
El guarda de seguridad es aquel amigo desconocido, al que pocas veces le preguntamos su nombre, pero que sin embargo no solamente sabe el tuyo sino que además pone en riesgo su vida e integridad con tal de cumplir con su labor.
Es un ser humano, como todos nosotros, con familia, obligaciones, problemas, anhelos, metas y sueños, una persona que con su profesión apoya a la Fuerza Pública en la misión de mantener el orden público y la seguridad ciudadana de nuestro paÃs desde su puesto de trabajo, exponiéndose a los peligros que trae el ejercicio de tan noble y riesgosa profesión.
No importan el inclemente sol y las altas temperaturas, las fuertes lluvias o el frÃo de la madrugada, si el servicio se presta en un edificio, un conjunto, una entidad o a la intemperie. Él siempre estará allÃ, cauto y decidido a dar lo mejor de sà para garantizar tu seguridad.
Ser guarda de seguridad significa valentÃa, responsabilidad, disciplina, compromiso, honestidad, a veces no lo vemos asà pero cuando te encuentras alguno de ellos inmediatamente sientes tranquilidad y confianza.
Sin embargo, en algunas oportunidades olvidamos todo esto y lo tratamos como un intruso, un extraño, un desconocido, a quien no nos importa si saludamos o no, mucho menos si se encuentra bien de salud, y él, silenciosamente y con mucha nobleza, no hace otra cosa distinta que cumplir con su misión: evitar y prevenir la comisión de delitos.
A pesar que conforme lo ha dispuesto la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada mediante Resolución No. 6155 de septiembre de 2009, todos los 27 de noviembre se honrará públicamente a los guardas de seguridad que se hayan destacado por sus actos de valor, su profesionalismo, su servicio o cuya colaboración a las autoridades haya permitido prevenir delitos, los cuales son escogidos, de manera potestativa y discrecional por la Superintendencia, para ser condecorados con la medalla al mérito de la convivencia y seguridad ciudadana.
Hoy quiero rendir un sencillo pero merecido tributo a Él a Ella a todos y cada uno de los (as) guardas de seguridad de nuestro Departamento que con su trabajo, esfuerzo y valentÃa, construyen patria, por eso, a todas y todos aquellos héroes silenciosos que desempeñan esta misión, mis más sinceros reconocimientos.
(*) Abogado Universidad de Ibagué
La palabra "vigilante" proviene de los primeros centinelas establecidos en la Antigua Roma durante el gobierno del emperador César Augusto y quienes con el tiempo se convirtieron en la Guardia Pretoriana.
Credito
CAMILO E. DELGADO HERRERA (*)
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