Atrás han quedado las frustraciones de lo que se hizo mal o simplemente de lo que se dejó de hacer, de lo que nos convirtió en inferiores y de lo que nos restó en posibilidades para que las cosas hubieran podido ser mejor.
Es curioso, pero la democracia, el principal sistema que gobierna en el mundo y el mejor hasta ahora comprobado, nos da a veces sorpresas que el ciudadano tiene que aprender a comprobar y a castigar con la poderosa herramienta que posee y que son el voto y la censura.
Pero el mensaje en este momento es el de poder afianzar un entendimiento constante y sólido entre los gobernantes y los ciudadanos. A menudo los mandatarios, una vez elegidos, se dejan llevar por todo tipo de presiones y por un ego exagerado que se desprende del ejercicio del poder. Eso lleva a crear unas barreras que aíslan de la realidad a las personas y que conducen a crear escenarios irreales en donde reinan la fantasía, la perversidad y la falta al cumplimiento del deber.
Cuando la ciudadanía se expresa, siempre hay razón. Ocultar el inconformismo, achacar los reclamos de las gentes a situaciones como la envidia o la frustración interna, equivale a errar, a poner a operar la iniquidad y la sinrazón.
Así como el ciudadano hizo un otorgamiento de responsabilidades a través del voto, así también tiene el derecho a opinar y a exigir, partiendo de la base de que en la mayoría de los casos una cosa es lo que dicen los del círculo íntimo y otra muy distinta lo que piensan la mayoría de los ciudadanos. Cuando se decide oír sólo la primera de las partes enunciada, la perversión aparece y los errores afloran, convirtiendo las esperanzas y los compromisos en frustraciones y en fracasos.
Viene un horizonte de cuatro años, en donde todo está por comenzar y donde mucho hay por hacer. Les corresponde a los mandatarios de ahora, ser fieles al compromiso adquirido y a los ciudadanos ejercer la labor vigilante, para que las cosas se hagan bien y para que los errores se rectifiquen a tiempo, para que las situaciones negativas tengan posibilidad de enderezarse.
Como en el viejo dicho, esperamos que las escobas nuevas sirvan para barrer mejor.
Un nuevo año comienza con muchas esperanzas y con nuevos mandatarios en todas las regiones, que poseen un mandamiento claro frente a las grandes expectativas ciudadanas.
Credito
EDUARDO DURÁN GÓMEZ
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