El tesoro es nuestro

Eduardo Durán

Mucho se ha dicho sobre los motivos de reclamación del Tesoro Quimbaya, que fue descubierto en 1890 en cercanías del municipio que hoy lleva ese nombre y que está constituido por más de 400 piezas, de las cuales 122 fueron enviadas a una exposición a España, con motivo de la conmemoración de los 400 años del descubrimiento de América; y en vez de regresar a Colombia, el entonces presidente de la República don Carlos Holguín, decidió obsequiarlo a la reina regente de España, doña María Cristina de Habsburgo, viuda del rey Alfonso XII, y quien había dictado un laudo arbitral (1891) en la definición de límites entre Colombia y Venezuela.
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Se dice que fue en agradecimiento por haber sido ese fallo favorable a nuestro país. No es así, Venezuela ratificó el fallo y lo ha reconfirmado en varias oportunidades, así como ha guardado respeto por el cumplimiento de este.

Se dice también que fue como cortesía para la reina, con quien Holguín supuestamente había tenido una relación amorosa, especulándose que el último de sus hijos podría haber sido con esa paternidad.

Carlos Holguín, fue nombrado embajador en Inglaterra y España por Núñez en 1880. A él le gustaba acaparar el poder, y por eso pidió que fuera doblemente embajador. Lo demostró también cuando fue presidente (1898-1892) pues no designó ministros de Relaciones Exteriores ni de Guerra, y dijo que ejercería personalmente esas carteras, como en efecto lo hizo.

En 1883, se le asigna su función diplomática únicamente para el Reino Unido y allí permanece hasta 1987, cuando es nombrado Canciller.

De esto deducimos que Holguín tuvo sólo una breve estadía en España, en donde además el rigor diplomático de ese país no hace posible una cercanía de los embajadores con el Rey, en este caso la Reina. Además, el último hijo de la regente, que fuera Alfonso XIII, nació en 1886, en donde para esa fecha, don Carlos residía hacía tres años en Londres.

La verdad de todo este episodio fue que a don Carlos se le fueron los pies, y también las manos, con la decisión de regalarle el tesoro a la Reina, ya en las postrimerías de su mandato como presidente de Colombia. Pretermitió las normas legales, tal como lo dejó plenamente establecido la Corte Constitucional en fallo de 19 de octubre de 2017, pues ha debido contar con la autorización del Congreso para poder realizar esa donación.

Hoy, Colombia reclama con razón ese tesoro, que es parte de nuestra cultura y símbolo de lo que significó el talento de nuestros ancestros. De acuerdo con esto, España, fiel a los principios de la diplomacia universal y a los de las buenas costumbres, debe admitir que posee un regalo entregado de forma indebida por un presidente botaratas que quería hacer relaciones públicas con la cosa ajena.

 

Eduardo Durán Gómez

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