El campesino sin provisión

Eduardo Durán

El campo colombiano requiere de una reactivación que en verdad sea sostenible en el tiempo.
PUBLICIDAD

El campesino es una persona muy limitada debido a su baja formación, y a su vez muy vulnerable por todas las afectaciones que lo acechan; por lo tanto, necesita protección y asistencia, para que pueda salir adelante en su compromiso de vida y en la consolidación de su proyecto de trabajo, que también resulta ser el de su realización familiar.

El campesino dentro de su precariedad requiere de muchos elementos, como capacitación permanente, oportunidad para disponer de tierra para el trabajo y la provisión de elementos básicos para poder adelantar su labor.

La antigua Caja Agraria tenía en todos los municipios los llamados almacenes de provisión agrícola, en donde los campesinos podían adquirir toda clase de herramientas como palas, picas, machetes, alambre, mangueras, carretillas y muchas cosas más. También podían adquirir fertilizantes, complementos alimenticios para el ganado, así como medicamentos veterinarios.

Este sistema permitía también ejercer una regulación de precios, pues al poderse disponer de una oferta a bajo costo, la competencia en los almacenes del sector privado tenía que ser muy cuidadosa cuando se trataba del incremento de precios, porque si no quedaban fuera del mercado.

El servicio se fue ampliando y ya era posible también adquirir electrodomésticos básicos para el mejoramiento de la calidad de vida, como estufas, neveras y licuadoras, así como bicicletas, motos, maquinaria para adelantar procesos, picapastos y hasta tractores.

Pero con la extinción de la Caja Agraria, la nueva entidad no contempló revivir esos almacenes de provisión agrícola, lo que creó un vacío enorme en el suministro de esos elementos, todos básicos, lo que significó que la tarea del campesino sea ahora más dispendiosa, tortuosa y costosa.

La manera de poder proyectar a nuestro campesino es proporcionándole la asistencia básica para que pueda encontrar los medios adecuados y esté en condiciones dignas de ejercer su trabajo. También para que pueda encontrar en su profesión una actividad agradable de desarrollar, que no lo fuerce a buscar otras expectativas en las ciudades, en donde suelen recibirlos elementos perturbadores que los pueden arrojar al fracaso de su proyecto de vida.

 

Eduardo Durán Gómez

Comentarios