Mientras unos trabajan sin descanso utilizando todos los recursos legales, económicos o violentos, para asegurar la impunidad de los crímenes que les dio el poder, otros lo hacen abnegadamente aportando al bienestar de los colombianos. A estos la música les hace un homenaje bien merecido.
* ‘Pescador, lucero y río’ (José A. Morales. Pasillo)
Cuentan que hubo un pescador barquero
que pescaba de noche en el río,
que una vez con su red pescó un lucero
y feliz lo llevó a su bohío.
Que desde entonces se iluminó el bohío
porque tenía allí a su lucero,
que no quiso volver más por el río
desde esa noche el pescador barquero.
Y dicen que de pronto se oscureció el bohío
y sin vida encontraron al barquero,
porque de celos se desbordó aquel río
entró al bohío y se robó al lucero.
* ‘Las lavanderas’ (Nicanor Velásquez. Guabina)
… Sentadas junto a la orilla
de la límpida quebrada,
ya terminan la jornada
porque la ropa les brilla.
Son las pobres lavanderas
que lavan del mundo a solas
los pecados que las olas
extienden por la ribera.
*. ‘Los arrieros’ (Bernardo Salcedo. Bambuco)
… Van llegando los arrieros
a toldar cerca del río
antes que la noche cubra
los barrancos del camino.
* ‘La sombrerera’ (Himno de Chaparral)
… La sombrerera, manos de oro,
que trabaja soñando
y cada obra es un tesoro.
* ‘El agricultor’ (Nilson Aguirre. Joropo)
… Mi guayabita pintona,
yo que soy tu agricultor,
que te espera hasta madura
para evitar algún ladrón.
* ‘Hágame un tiple, maestro’ (Evelio Moncada. Bambuco)
… Hágame un tiple, maestro,
pero hágame un tiple bueno,
que toque y toque bambucos
y cante bambucos viejos.
* ‘Doña Rosario (José A. Morales. Pasillo)
Mi señora Rosario, muy buenas noches;
ábrame usted su tienda solo un momento,
porque vengo cansado desde muy lejos
y traigo el alma llena de sufrimientos.
No la demoro mucho, doña Rosario,
mientras me bebo apenas un aguardiente,
y me fumo un tabaco, de esos baratos,
y le cuento un poquito sobre mi suerte.
* ‘María Antonia’ (José A. Morales. Bambuco)
María Antonia es la ventera
más linda que he conocido,
tiene una tienda de besos
al otro lado del río.
A donde voy todos los días,
desde antes que sale el sol,
a comprarle a María Antonia
todos sus besos de amor.
* ‘Dígame por qué, dotor’ (Pedro J. Ramos. Bambuco)
… ¿Cinco años por qué dotor
me acaba de decretar?,
¿acaso qué crimen es cultivar un chamizal?
Mi Dios y el Libertador a todos nos prometieron
un pedazo bajo el cielo y usted me llama invasor.
Lo sé como campesino y lo sabe usted,
dotor, que cuando Dios hizo al mundo
a naides lo escrituró.
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