González habÃa conocido en Europa el mundo moderno de la banca, el comercio y la industria y pretendÃa convertir su paÃs en algo parecido. Según dice un contemporáneo, querÃa cambiar la economÃa del alpargate, la ruana y la chicha por el moderno mundo financiero. Pero, según dicen algunos economistas, la Nueva Granada no estaba preparada para estas novedades.
Años después los radicales intentaron hacer algo parecido y las fuerzas contrarias a este modelo económico, formadas por los terratenientes y el clero, acabaron con ese nuevo sueño. Algunos autores dicen que la Constitución del 63 era para ángeles y que Colombia no estaba preparada para su desarrollo.
Y ya en el siglo 20 el gobierno de César Gaviria estableció la célebre apertura económica, con todos sus aspectos positivos y negativos; también trataba el dr. Gaviria de modernizar a Colombia y poner al paÃs a la altura de las sociedades modernas. Pero habÃa un problema: para que se desarrollaran las importaciones y exportaciones, nuestro paÃs debÃa tener una infraestructura moderna y tener capacidad para competir. Colombia no lo habÃa hecho ni lo hizo. También dijeron que nuestro paÃs no estaba preparado para dicha apertura.
Ahora, con el célebre TLC ocurre lo mismo. Se trata de que Colombia entre a competir con el mundo, pero infortunadamente no tiene la infraestructura necesaria para ello. Vamos a competir con caminos de herradura contra autopistas y con trochas contra ferrocarriles modernos. Otra vez no estamos preparados.
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