Próximamente se proyectará en Colombia una serie de televisión sobre Bolívar. Ya ha sido vista en otros países y es de excelente calidad. Comienza desde su niñez y en maravillosas secuencias relata sus primeros años en Caracas. Con gran imaginación muestra las relaciones de niño con sus padres y muestra el entorno de familia pudiente en la Venezuela colonial.
Luego su educación, los viajes a Europa, la posesión de Napoleón y su romántico matrimonio. Después viene la guerra con todos sus horrores, sus estrategias, sus derrotas y más tarde el triunfo con la llegada a Santafé de Bogotá.
Los paisajes son maravillosos y se observa el vigor de los combatientes y la alegría de los triunfadores. Pero la victoria trae problemas y es ahí donde tenemos que observar con cuidado el significado de nuestra independencia. Como siempre ocurre con los historiadores y comentaristas del pasado, los colombianos buscamos la polarización. Esa situación no ocurre solo en nuestros días, sino que siempre hay criterios diversos y enfrentamientos ideológicos y políticos. En la conquista los perversos son los españoles, en la revolución de los comuneros los malos son Salvador Plata y Berbeo y el bueno José Antonio Galán.
Para algunos historiadores no son los realistas los negativos si no magnifican la pugna entre Santander y Bolívar señalando como malo al granadino.
Estas divergencias son las que hacen posible nuestra falta de nacionalismo. Las diferencias entre Santander y Bolívar fueron muy puntuales y surgieron después del triunfo de Boyacá. Durante la guerra ambos fueron héroes. La idea constitucional de Bolívar de una presidencia y un senado vitalicios fue criticada por Santander. Tenia razón el granadino porque no podía iniciarse una república en forma antidemocrática. Mariano Ospina Rodríguez, uno de los conspiradores de septiembre, en escrito publicado años después señalo que la soldadesca venezolana cometió muchos abusos durante la dictadura.
Pero es tal el contradictorio de algunos escritores, que llegaron a criticar a Santander de forma violenta, hasta porque contrajo matrimonio con la señorita Pontón y no lo hizo con Nicolasa Ibáñez. Bolívar fue muy grande en la guerra, pero Santander lo fue en la guerra y en la paz. Lástima que esta maravillosa serie caiga en el negativismo con respecto a nuestro coterráneo.
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