Sobre lo que pase este jueves se está opinando y se opinará por mucho tiempo, sus razones, causas y consecuencias. Como son opiniones, la mía es la siguiente: Lo vivido por Latinoamérica en los últimos meses hace pensar en un querer legítimo demandando cambios en la concepción del Estado más en favor de la sociedad que en contra y en eso hay unanimidad.
Empezó Argentina: se trató de una presión que vive por años donde las tasas de interés y el hambre en un país que exporta comida como loco, curioso, lanzaron a las calles a miles y en la cual el gobierno de Macri poco o nada podía hacer, pues solamente estuvo tratando de corregir los errores que en materia económica hicieron por años los gobiernos de los kirchner, por supuesto medidas impopulares pero que eran necesarias para subsistir como estado, al Presidente lo salvó la campana, pues las protestas llegaron al tiempo con las elecciones que por claro, perdió, como perderá en su conjunto toda la.
Ecuador: El presidente Lenin Moreno de la noche a la mañana aumentó el precio a los combustibles, aunque técnicamente le quitó subsidios, lo que hizo que su precio subiera, el alza brusca sacó a marchar rabiosos ciudadanos quienes prendieron una mecha que por poco le cuesta la silla a un presidente serio que solo estaba buscando resolver al igual que en Argentina, deudas asfixiantes con el FMI, legados otoñales, la reversa aplacó la revuelta pero no el problema de fondo.
Chile: Lo que parecía un inofensivo incremento al precio del metro, desató una locura colectiva que llevó a todo el país a exigir de manera violenta cambios, el Gobierno patinó al comienzo, hicieron cambios de gabinete (como si un ministro fuera rueda suelta y no siguiera las órdenes y políticas del Presidente) y al final, la semana pasada en medio de júbilos, acordaron la convocatoria a una constituyente para sepultar lo que pareciera, fuera la última sombra de Pinochet y el experimento neoliberal dictado desde Washington guiada por la escuela de Chicago y que trajo por supuesto en lo económico, muchos beneficios y reducción de la pobreza.
Bolivia: Con catorce años en el poder Evo Morales logró posicionar en el mundo su país, le dio identidad, y dignidad a sus indígenas, fortaleció su economía y algo que poco se comenta, tiene su propio y poderoso “Sillicon Valley”, algo impensado hace años en un país pobrísimo, gobernado por dictadores, pero con recursos naturales inmensos. No obstante Evo falló, tenía que fallar, jugó a ser dios, y obro mal al pretender ganar unas elecciones acudiendo a la trampa. El país aún está incendiado y será para largo lamentablemente.
Perú: El Presidente Vizcarra, oteó muy bien lo que pasaba, y en algo casi que normal allí, cerró el congreso y anunció nuevas elecciones, su popularidad que llegó al 79% en ese instante histórico hoy está en un 60%, envidiable para todos los mandatarios de Latinoamérica, resolvió rápido sin desmanes.
Colombia: Nuestro país, el Gobierno, y todos nosotros tenemos el jueves 21 un examen difícil, duro. Se sugieren auténticas las quejas contra el gobierno, pues al Presidente a pesar de su juventud, pareciera, quieren atraparlo en el pasado politiquero, cuyos añosos líderes de los partidos se resisten a un cambio y anquilosados en el frente nacional, lo extorsionan en sus propios y alejados intereses y los ciudadanos quieren cobrarle hasta por la venta del canal de Panamá.
Ahora bien, lo que si me llama la atención es que no hay de manera concreta un pedido serio, pues el gobierno aunque tarde valga decirlo, si ha sido claro: incrementó presupuesto en educación más que cualquiera, ha honrado los compromisos del acuerdo de paz, está luchando por la corrupción aunque falta sintonía de la rama judicial, en fin, es una desordenada “lista de mercado” como pidiéndole a Dios! Reclaman derechos pero se les olvidan los deberes.
Lo que estamos viendo me parece cada vez más a ese juego de niños llamado capturar la bandera, donde Colombia me da la impresión, es el trofeo mayor de la izquierda latinoamericana que en efecto para nada se pronuncia respecto a Venezuela o a la misma Argentina, o la Bolivia o a la Cuba que con sus viejas mañas de tirar la piedra y esconder la mano, capturaron a América. Cambios claro! Pero en contra de la corrupción como hizo Perú. El truco viejo de arrastrar la ruana a ver quién la pisa…
Comentarios