Cualquier desprevenido ciudadano lo puede comprobar en muchas regiones de Colombia, con sólo percibir la ostentación de las actividades proselitistas. El Tolima no es la excepción. Varios actos públicos, de candidatos a la Gobernación y la AlcaldÃa de Ibagué, realizados en las últimas semanas, evidencian gastos impresionantes que jamás quedarán registrados en los libros oficiales de contabilidad de las campañas. Ahora vienen los gastos millonarios de candidatos a la Asamblea y los concejos. De nuevo, recorrerán por estos dÃas las carreteras del Tolima y las calles de Ibagué los prósperos empresarios regionales especializados en el lucrativo negocio de la compra y venta de votos, con el que tanto poder y ganancia han obtenido en pasadas jornadas electorales.
Ya se habla, por ejemplo, que el candidato liberal a la Gobernación del Tolima puede ser derrotado por el conservador, dependiendo de los recursos económicos que se inviertan en las respectivas campañas en estos próximos meses. Si eso es asÃ, tienen los hermanos liberales toda la razón para estar bastante asustados. El candidato conservador -como se observa desde afuera- tiene una estructura de apoyo financiero imbatible, tanto por los recursos propios como por los aportes de los aliados; sin descontar el férreo músculo de apoyo del 'Palacio del Mango'. En otras palabras, se comprueba en la práctica un axioma de funestas implicaciones para la democracia regional: en esta pelea electoral quien no tenga plata no juega.
Lo único que podrÃa derrotar esa vieja componenda de politiquerÃa, clientelismo y corrupción que expresan los candidatos mencionados serÃa la existencia de un dinámico voto de opinión regional, que actualmente no existe con poder decisorio, pero que es necesario impulsar y fortalecer. Por ejemplo, con el voto en blanco, sin cobrar reposición. DifÃcil encontrar otro escenario de participación amplia y democrática.
De ahà que la respetable decisión del Polo de lanzar candidatos propios a la Gobernación y la AlcaldÃa de Ibagué significa avance de exclusiva proyección interna y organizativa, en cuanto impone reglas de juego partidista y evita la negociación personal bajo la sombrilla de la sigla. Pero nada más. En esta danza de miles de millones de pesos las fuerzas alternativas en el Tolima, carentes de trabajo social serio y consolidado, quedan sin dientes para morder voto de opinión. La franja de protesta y de rechazo a la politiquerÃa de siempre tiene entonces y afortunadamente en el voto en blanco -sin cobrar reposición- una alternativa real y democrática de expresión.
Bala de salva. Sencillamente absurdo y abusivo cobrar por la reposición del voto en blanco.
Un tema necesario de regular legislativamente, para garantizar igualdad en la participación electoral, lo constituye el relacionado con las millonarias sumas de dinero que se invierten, por debajo de la mesa y la norma legal, a favor de determinado candidato.
Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO
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