¿Los candidatos del Polo a la AlcaldÃa de Ibagué y a la Gobernación del Tolima deberÃan renunciar a sus aspiraciones frente al próximo debate electoral del mes de octubre? Las razones que sustentan el interrogante son sencillas: no existe espacio polÃtico real para controvertir tesis alternativas frente a la vieja escuela de politiquerÃa y corrupción que expresan los candidatos con posibilidades ciertas de victoria regional.
Y algo más contundente: no existe posibilidad alguna de competir en igualdad, frente a la danza de millones que están invirtiendo esos mismos candidatos en sus campañas proselitistas, y que imposibilitan un sano ambiente de confrontación democrática. Y, peor aún: la inexplicable y condenable adhesión de importantes personalidades de la antigua franja alternativa regional a la obsoleta candidatura de uno de los aventajados alumnos de la escuela politiquera y clientelista que jodió hace décadas al Tolima, y que los ubica -a ellos, los adherentes, sin diferencia alguna- en el mismo paquete de los manzanillos y caciques electorales de siempre.
El panorama electoral para las fuerzas democráticas en el Tolima es, entonces, desolador. De ahà la necesidad de hacer parte de una corriente de opinión que no tiene sigla, ni dueños, ni voceros, ni derecho a reposición, pero que constituye la única forma de expresar inconformidad frente a los candidatos existentes. Y, algo nuevo a partir de esta semana: el rechazo al conjunto de fuerzas aliadas que avalan esas cuestionadas candidaturas. Dicha opción es el voto en blanco para la AlcaldÃa de Ibagué y la Gobernación del Tolima.
Ojalá los candidatos del Polo a la AlcaldÃa y la Gobernación, renunciando a sus candidaturas -y haciendo parte de la corriente que impulsa el voto en blanco- asumieran el reto de denunciar ante el paÃs la manguala antidemocrática que azota al Tolima. SerÃa, de por sÃ, un hecho histórico de especial trascendencia. Lo otro, o sea persistir en esfuerzos heroicos, de mantener candidaturas contra viento y marea, sólo podrÃa conducir al resultado final de una evidente marginalidad, que en nada contribuye a la vigencia real de alternativas de cambio futuro para la región. Ser marginales en determinada coyuntura, sin razones conceptuales y polÃticas valederas, también constituye, en alguna manera, hacerle el juego desde afuera a la politiquerÃa, el clientelismo y la corrupción.
Desde ya ofrezco disculpas a los compañeros del Polo por la impertinencia que pueda tener la pregunta indiscreta. Sabemos, también, que la respuesta podrÃa ser otra pregunta, semejante a la realizada por el rey Juan Carlos al presidente Chávez: ¿Por qué no te callas? De todas maneras, apoyando el voto en blanco o persistiendo en sus heroicas candidaturas, deseamos que electoralmente les vaya bien. Muy bien.
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