Una de las acepciones más interesantes del “chavismo” en materia política, está relacionada con la visión del socialismo a lo latinoamericano. Chávez representa históricamente en ese camino de búsqueda del socialismo como organización del Estado y Sociedad, un avance exitoso que superó en la realidad el frustrado, doloroso y trágico experimento de Salvador Allende. Con Chávez se pudieron adelantar parte de las propuestas del ideario socialista, que por allá a mediados del siglo pasado enarbolaron varios académicos latinoamericanos -entre ellos el colombiano Antonio García Nossa- quienes consideraban al capitalismo dependiente como una opción inviable de desarrollo para nuestros países e imaginaban al socialismo –no al comunismo- aplicado a las realidades concretas de cada nación como una alternativa de desarrollo integral.
El tipo de Estado propuesto por aquellos soñadores, era de Estado Nacional Popular, con características muy similares en aspectos fundamentales a los experimentados por Chávez durante sus mandatos. O sea, Chávez hizo realidad parte de varios de esos sueños, en especial lo relacionado con la búsqueda de la propiedad social sobre los medios básicos de producción, el control estatal y popular sobre las áreas o medios estratégicos de desarrollo, el impulso a la reforma agraria estructural, la satisfacción gratuita de las necesidades vitales de toda persona humana sobre todo en educación, salud y la construcción de la integración latinoamericana desde abajo y desde adentro. Varios avances en la disminución de la pobreza, la cobertura cada vez más amplia en salud y educación, la conquista de mayores grados de soberanía, constituyen resultados inobjetables en un balance objetivo de las conquistas del “chavismo”.
La esencia de la propuesta del socialismo latinoamericano – en la que militó Chávez- está orientada a la democratización cada vez más creciente del poder y la riqueza en cada una de nuestras naciones. En esa tendencia se ubicaron -bajo el liderazgo de Chávez- en temas puntuales de soberanía e igualdad, importantes estadistas latinoamericanos, aún en ejercicio, quienes quedaron con el reto de avanzar en conquistas de corte socialista. Otras experiencias de tinte socialista como las impulsadas por Lula en Brasil, también marcan un estilo y un modelo con sus respectivas particularidades, imposibles de desconocer en su importancia continental que estratégicamente se orientan a favorecer las mayorías sociales de cada nación.
Ahora bien, tras la muerte de Chávez, la proyección del socialismo latinoamericano sufre un serio revés de liderazgo, en momentos en que se requiere una necesaria redefinición de estrategias frente a nuevos problemas por demás difíciles de superar, entre ellos los inherentes a la globalización, los impactos de la crisis europea, el hegemónico imperio financiero, la nuevas apuestas estrategias de alianzas internacionales, para citar solo las más publicitadas.
Chávez, sin lugar a dudas, constituye un emblema histórico del socialismo latinoamericano. Y el “chavismo” –en cuanto a concepción de Estado y Sociedad - la denominación política de una organización estatal y social acorde en buena medida con partes esenciales de dichos ejes programáticos. Lo que está por verse en el futuro inmediato es si dicha propuesta política avanza, se estanca o retrocede. Esa es la cuestión.
Una de las acepciones más interesantes del “chavismo” en materia política, está relacionada con la visión del socialismo a lo latinoamericano. Chávez representa históricamente en ese camino de búsqueda del socialismo como organización del Estado y Sociedad, un avance exitoso que superó en la realidad el frustrado, doloroso y trágico experimento de Salvador Allende.
Credito
CAMILO A. GONZÁLEZ PACHECO
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