Este lote no se vende

Camilo González Pacheco

De nuevo, Trump podría convertirse en estos días, en el hazmerreír del mundo entero. Salvo, si no fuera porque sus actos pueden resultar extremadamente peligrosos para la economía y la precaria estabilidad global. Eso sí, reiteradamente es grosero y provocador con otros países y sus representantes. La última salida en falso la tuvo recientemente, con la idea loca, basada en su ignorancia supina, de querer comprarle Groenlandia a Dinamarca.

Trump había considerado la adquisición de Groenlandia como estratégicamente interesante, y mostrado inclinación por este territorio. Pero, ante la negativa del ejecutivo Danés de siquiera tratar el tema por estimarlo absurdo, canceló su viaje a Copenhague. No obstante, la primera ministra Danesa Mette Frederiksen, tras recabar que Groenlandia no era Danesa, ha mantenido la invitación reforzando la importancia de la cooperación internacional.

La reacción de los voceros de los diferentes partidos no se hizo esperar y han sentido la cancelación, vía twitter, del viaje del Presidente gringo como un agravio para su país y en especial para la reina Margarita II quien le había cursado invitación. Lo señalan de vivir en otro planeta. De ser autosuficiente e irrespetuoso. Se muestran sorprendidos de su ignorancia, de la que dicen, alcanza límites de ficción, y aterrados, de que nadie en Washington, le haya explicado al Presidente, que no podía comprar Groenlandia y menos que Dinamarca se la pudiera vender. Para algunos, tanta estupidez les pareció una broma. A otros, una ofensa grave tanto para los groenlandeses como para los daneses. La oposición incluso planteó una crisis diplomática.

Veamos algo de historia y geografía: Groenlandia, la isla más grande del mundo, está situada entre el Atlántico y el Ártico, tiene más de dos millones de kilómetros cuadrados. Fue descubierta por Erik El Rojo en el año 929 y colonizada por grupos nórdicos. Perteneció al reino de Noruega. En 1953 se incorporó a Dinamarca. En 1979 se constituyó políticamente como una región autónoma. Posteriormente, consiguió el reconocimiento del groenlandés como su propio idioma y mayor independencia en el uso de sus recursos. La mayor parte de las competencias radican en el gobierno local, a cuya cabeza se encuentra el primer ministro Kim Kielsen.

Por supuesto, que al Presidente norteamericano le debe parecer “estratégicamente interesante” Groenlandia por sus excelentes recursos naturales, entre ellos, petróleo, gas, uranio, diamantes y oro. Aparte de su gran valor geoestratégico, por lo que supuso, en su lógica de rico insolente, que la podía comprar, para su gran negocio inmobiliario, según dijo.

Entonces, en Groenlandia –quien lo creyera- resulta necesario, poner un aviso grande como se hace por estos lares, contra los urbanizadores piratas: “Este lote no se vende”.

Comentarios