Tres hombres y un destino

Guillermo Pérez Flórez

La noche del viernes pasado la Universidad del Tolima le confirió al maestro Cesar Augusto Zambrano el doctorado ‘Honoris Causa’ en ‘Ciencias de la Educación.
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La ceremonia se llevó a cabo en el auditorio Mayor y estuvo precedida por un concierto del Coro y de la Orquesta Sinfónica de la Universidad y el Coro del Conservatorio del Tolima. En el recinto se respiraba una atmósfera melódicamente perfecta, que inundaba no solo los pulmones sino también el cerebro y el espíritu.    

Al otorgar este doctorado, en realidad la U.T. se estaba doctorando a sí misma. Su historia institucional y la trayectoria profesional de Zambrano están inevitablemente unidas. Puede decirse que son inescindibles. En el campo de la música, él es la Universidad y la Universidad es él. En su bello discurso de agradecimiento, Zambrano confirmó, por enésima vez, que es el ‘Canto Mayor’ del alma mater y del Tolima todo. Muy pocos, poquísimos, transpiran tanto amor por Ibagué y este pedazo de patria conformado por 47 municipios. Mi admiración absoluta y mi gratitud como tolimense.

El pasado 1 de agosto en Bogotá, en la Academia Colombiana de Jurisprudencia, Augusto Trujillo Muñoz fue exaltado como miembro honorario de la misma, en reconocimiento a su trayectoria académica y luego de dejar la presidencia de la Corporación, la cual ejerció con respeto, decoro y brillantes, a la altura de otros ilustres tolimenses que han recorrido esa misma senda. Trujillo, antes que jurista, es un pensador del derecho y la política, que supo identificar en la historia regional la existencia de una ‘Escuela’ de grandes juristas y hombres de Estado. Una tradición que se remonta a nuestros orígenes, con Moreno y Escandón y José León Armero, y que tiene su momento cenital en López Pumarejo y Darío Echandía: ‘La Escuela del Tolima’. Para él, para Helena Constanza, para sus hijos y nietos, mi abrazo fraterno. Enhorabuena.

Y hoy domingo, 11 de agosto, arriba a la cumbre de los cien años otro ibaguereño singular: Armando Devia Moncaleano, exgobernador del Tolima, a quien el presidente Belisario Betancur le confió la tarea de materializar el proyecto de hacer una Segunda Expedición Botánica. A Devia lo conocí en diciembre de 1982 con ocasión de la firma de intención de constituir dicha entidad. Muchos años después, volví a encontrarme con él en el propósito de impedir que se le aplicara a la fundación una eutanasia pasiva. Gracias a él y al propio presidente Betancur, logramos darle una oportunidad. Devia, posee el don de la discreción y de la modestia. Ha sido un mecenas silencioso. Un hombre de grandes méritos empresariales y cívicos. Fundó el Consejo Colombiano de Seguridad, para trabajar por el bienestar de los trabajadores y disminuir sus riesgos laborales. Esta importante entidad entrega anualmente el premio de periodismo Armando Devia Moncaleano. Mis felicitaciones.

 Zambrano, Trujillo y Devia tienen un destino común: ser tolimenses. Así está en sus ADN. Zambrano y Trujillo lo son en grado superlativo, y Devia no ha dejado de serlo nunca, pese a que ha vivido tanto tiempo por fuera del Tolima. Ni un siglo de existencia ha logrado borrar sus recuerdos de infancia y adolescencia en su solar natal. Son una síntesis diversa y una prueba biológica de que sí existe una manera de ser tolimense. Llevan la impronta del alma de nuestra raza. Me honra inmensamente contar con su amistad. A los tres debemos gratitud.

 

Guillermo Pérez

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