De “escuchas, interceptaciones y chuzadas”

Gustavo Galvis Arenas

El tema de la interceptación de comunicaciones por parte de los gobiernos no es nuevo: Desde la antigüedad ha existido porque los gobernantes se afanan por estar bien informados y los líderes siempre han buscado a toda costa conocer las fortalezas y debilidades de sus amigos o enemigos.
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Los griegos fueron los más ingeniosos en captar información y hacerla llegar a las manos correctas sin interferencias. En el siglo IV a.C. “Eneas El Táctico”, escribió un tratado sobre la guerra, que es considerado la primera obra de táctica militar en occidente. En este documento relata, entre otros temas, la forma más eficaz de utilizar códigos secretos para transmitir información. A Eneas se le atribuye la invención del primer buzón y la transmisión de mensajes a través de un telégrafo hidráulico. Este método sería utilizado en la Primera Guerra Púnica y en la propia Grecia.

Los antiguos se valían del envío de mensajes cifrados para evitar “interceptaciones”. Luego, Catalina de Medici, esposa del Rey de Francia Enrique II, además de los métodos tradicionales de espionaje, buscó escuchar las conversaciones directamente. A finales del siglo XVI en Francia se vivían momentos de mucha tensión por los conflictos entre católicos y protestantes. La Reina consorte Catalina, mandó a instalar un sistema de conductos acústicos en las paredes del Palacio Real para poder enterarse mejor de todas las conversaciones de la corte francesa y poder adelantarse a sus enemigos. De ahí nació la famosa frase que todavía se utiliza “Las paredes oyen”.

Después con la invención del teléfono las cosas no cambiaron: Uno de los primeros casos de interceptación ocurrió en Kansas City en 1.888 cuando “Strowger” dueño de una funeraria, descubrió que cada vez tenía menos clientes y al realizar la investigación encontró que la esposa de su competidor era la operaria del conmutador local. Ella escuchaba las llamadas y le avisaba a su esposo cuando había un posible cliente para que se le adelantara a “Strowner”. Para evitar las interceptaciones el empresario diseñó el primer conmutador telefónico.

En España se dice que durante la dictadura de Primo de Rivera existía un cable oculto desde la Embajada Americana hasta los salones privados del Palacio del Pardo, como mecanismo para controlar todas las comunicaciones del mandatario. Más tarde, hacia 1995, en España el escándalo de “las escuchas” movió los cimientos del gobierno del presidente Felipe González y estuvo a punto de dimitir.

En los Estados Unidos el caso más recordado es el del “Watergate” en 1.970. Las investigaciones del congreso revelaron que el Presidente Richard Nixon tenía en sus oficinas un sistema que contenía cintas de grabación de llamadas telefónicas del partido opositor. Por su gravedad, este caso ocasionó la renuncia del Presidente Nixon.

Colombia no ha sido ajena a escándalos similares: Durante el gobierno del presidente Uribe se desató el escándalo de las “chuzadas” del desaparecido DAS a los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, a periodistas y a políticos de oposición. Los escándalos y denuncias públicas de “intervenciones” continuaron en los gobiernos de Santos y Duque. Y actualmente, en el gobierno del presidente Petro se han disparado alarmas por “interceptaciones ilegales” de comunicaciones de los Magistrados de la Corte Constitucional y todo parece indicar que este escándalo hasta ahora comienza. Las “escuchas, intervenciones y chuzadas” de gobierno son un delito grave que atenta contra los principios fundamentales de la moral pública y mina las bases de la democracia.

 

Gustavo Galvis Arenas

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