El síndrome de Hybris

David Owen es un médico neurólogo británico que, a más de ser miembro del Parlamento Inglés, se ha dedicado al estudio del comportamiento de los políticos a través de la historia.

Owen dice que, el “Síndrome de Hybris” (SH), es un trastorno adquirido por personas que han detentado el poder, tienen adicción a él y suelen sentirse capaces de realizar grandes tareas, ya que la confianza que tienen sí mismos, es exagerada. Así mismo, dice el científico que las personas que padecen éste poco corriente síndrome, son normalmente soberbias y arrogantes, se exaltan al hablar y pierden contacto con la realidad.

Algunos portales web estudiosos del tema, sugieren que éste trastorno tiene como síntomas, entre otros, sentirse superiores, preocuparse en exceso por su imagen y, les da rabia y desolación cuando pierden popularidad. Otras páginas y de forma más simple, lo definen como “La enfermedad de los que piensan que, lo saben todo”. Owen estudió personajes políticos como Margareth Tatcher y Tony Blair (ex primeros Ministros del Reino Unido), Mohammed Reza Pahlevi (Sha de Irán), Ariel Sharon (ex primer Ministro Israelí ), George Bush Jr. (ex presidente de Estados Unidos).

Dicen páginas de Internet que, en la antigua Grecia, se determinaba a la Hybris, como “la desmesura, al desprecio por el espacio de los demás, unido a un descontrol visceral que lleva a actitudes impulsivas, irracionales, desequilibradas, en las que la furia y el orgullo, van de la mano”.

Finalizando el 2019, y mientras todos estábamos imbuídos en las festividades de fin de año, el periódico El Tiempo de Bogotá, publicó un magnífico artículo que, se iniciaba con la siguiente afirmación: “El poder enferma”, describiendo que, para los griegos, la “hybris” es “un concepto que significa desmesura y hoy, alude al orgullo o a la autoconfianza exagerada, cuando se ostenta alguna posición de mando”. El narcisimo en su más clara expresión. Así de claro.

Este síndrome lo vemos reflejado con mucha frecuencia en personajes de nuestro Tolima y no sólo cuando abandonan el poder sino incluso, cuando lo están detentando. Unos en mayor y otros, en menor grado pero, ahí lo tienen, a flor de piel. Pontifican, sobre lo divino y lo humano. El desprecio por el semejante, lo llevan como parte de su personalidad, así aparezcan por la calle con “sonrisa de ponqué”, como lo dirían las señoras bogotanas. El Hybris, los hace cambiar, hasta de caminado.

El tema de la salud mental, no es sólo concerniente al “inepto vulgo” (como diría un destacado dirigente del Partido Conservador) también debe involucrar a individuos pertenecientes al “estrato 10”.