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Como periodista de investigación reconocido por sus denuncias de casos de corrupción, se fue sumergiendo en el conocimiento de los detalles de esta historia hasta presentarla en 14 capítulos y un epílogo. Cada capítulo desborda calidad en lo que hoy se conoce como periodismo literario, ese oficio de narrar a manera de crónica lo que sencillamente podría ser una información escueta y aséptica.
Este periodismo literario en forma de entregas, seguramente lo creó nuestro premio Nobel, García Márquez quien en 1970 nos contó la historia de un marinero del ARC Caldas en “Relato de un Naúfrago”. Una narración extraordinaria, llena de detalles que nos presenta el drama de este colombiano convertido transitoriamente en una figura nacional.
Coronell en este libro nos cuenta la historia de cuatro niños perdidos en el Amazonas durante cuarenta días, luego de que el viejo avión Cessna en el que viajaban con su madre, sufriera fallas en el motor y se estrellara aparatosamente en la selva. Según la descripción de este accidente, la aeronave desapareció de las pantallas de la torre de control volando a 79 nudos, sobre las selvas del Cunare en la serranía de Chiribiquete.
Desde ese momento el texto nos lleva por las historias de los protagonistas de este drama que trascendió las fronteras y del cual estaba pendiente la prensa nacional e internacional. El escenario: la selva amazónica con todo su valor, su complejidad biofísica y las criaturas de otros mundos que la habitan.
La narración nos lleva a recordar que este territorio, sagrado para sus habitantes originarios, ha sido escenario de desgarradores hechos por la codicia del hombre, desde lo que se conoce de la explotación del caucho promovido por la tristemente célebre Casa Arana, pasando por la avaricia de las multinacionales farmacéuticas, hasta la presencia de grupos armados que se disputan la selva para el negocio del narcotráfico.
Muestra la convergencia lograda entre dos mundos: el tradicional que valora los saberes ancestrales y el occidental moderno con todo el despliegue tecnológico, en pro del rescate de estos niños que los espíritus de la selva no querían dejar ir. Nos presenta las dificultades de ese choque cultural y la emergencia del saber propio como único medio para conseguir la liberación de los menores por parte de los duendes de la selva.
Resalta la labor de los perros rastreadores como comandos caninos, entrenados para encontrar no solo minas antipersonas, sino también en el rescate de personas extraviadas. Emerge la figura del perro Wilson, su relación con su entrenador y su valor fundamental en estas labores al punto de desaparecer en lo más profundo de la manigua.
Coronell, expone detalles, nos brinda información, nos da contexto, profundiza en la vida de los personajes que se entrecruzan en este drama y nos deja pensando en la inmensa riqueza que existe en la Amazonía, el pulmón del mundo, un territorio en el que surgen historias como esta, un escenario donde se juega la vida del planeta del cual todos nosotros dependemos.
Los niños del Amazonas, en 218 páginas, nos cuenta una historia de niños maltratados. Seguramente luego de su rescate, tendrán una oportunidad para encontrar un mejor presente y un futuro digno.
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