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Se proyectaba algo que era previsible y que está presente en la realidad del momento. La demanda social por el agua crecía y la oferta natural disminuía y cada vez estaba más contaminada. El eje Ibagué-Espinal era especialmente demandante y el río Coello parecía cada vez más insuficiente para abastecer a la población creciente de este par de municipios.
Cortolima como autoridad ambiental encargada de la administración de los recursos naturales emprendió hace ya casi 5 años un proceso de Evaluación Regional del Agua (ERA), buscando tener un diagnóstico lo más preciso sobre el estado actual de los recursos hídricos del departamento. Este proceso incluye el análisis de las cuencas hidrográficas, la identificación de las presiones ambientales (deforestación, contaminación y sobreexplotación), y la formulación de estrategias para garantizar la sostenibilidad del agua en el tiempo.
Como complemento a esta ERA existe el hidroinventario, una metodología que recopila, analiza y sistematiza información sobre los recursos hídricos de una región. Aquí se incluye la evaluación de la cantidad y calidad del agua, su distribución espacial y temporal y las dinámicas que influyen en su uso y conservación. Más que registrar datos, busca entender cómo interactúan los factores naturales, sociales y económicos en torno al agua proporcionando herramientas para una gestión sostenible de este recursos en tiempos de crisis climática.
En el departamento del Tolima Cortolima y la Fundación APAS realizaron dos ejercicios de hidroinventarios comunitarios, tratando que las comunidades participen en el diagnóstico y propuestas de solución a las complejas realidades que enfrentan. La ventaja de este enfoque es que permite que las soluciones se diseñen desde el conocimiento de los pobladores y se adapten a las realidades concretas del territorio.
El hidroinventario, al ser más localizado, profundiza en las particularidades de cada cuenca y microcuenca, priorizando soluciones específicas y viables desde la perspectiva de los pobladores. Tiene la ventaja de generar capacidades en las organizaciones y comunidades haciendo que sean actores clave en la implementación de las soluciones planteadas por ellas mismas.
La generación de condiciones de convivencia y paz tiene en la administración del recurso hídrico un gran desafío. La autoridad ambiental lo debe afrontar cotidianamente, por ello es necesario que con la información y los registros generados con las propias comunidades, se avance en la solución de los conflictos presentes y futuros.
En los mapas de conflictos ambientales construidos participativamente en los territorios, es claro el papel fundamental del agua. Hagamos real la premisa de que los mejores guardianes de los territorios son sus organizaciones y comunidades. Aprovechemos los estudios y especialmente esta metodología referida para seguir construyendo una región en paz donde la vida digna sea posible para todos.
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