En 37 años que llevo viviendo en Bogotá, nunca había visto esta ciudad tan desolada (ni un viernes santo). El simulacro obligatorio de aislamiento, decretado por la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, durante estos cuatro días, para contrarrestar el impacto de la llegada del coronavirus, es una buena señal de que aprendimos de la lección de Wuhan (China).
La frustración manifestada por el ex vicepresidente Germán Vargas Lleras, en su columna de opinión del pasado domingo, es parecida a la que estoy sintiendo yo y millones de productores del campo del país, con el obsoleto sistema de crédito agropecuario.
Recién posesionada la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, tuve la oportunidad de conversar con ella sobre la problemática de las vías de comunicación y sus retos en los cuatro años del gobierno Duque.