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Sin embargo, quiero referirme al libro de los “7 hábitos de la gente altamente efectiva”, de Stephen R. Covey, cuya lectura es útil para quienes ejercen o aspiren a ejercer funciones directivas y de liderazgo, en las cuales se deben presentar resultados de su gestión ante comunidades y grupos de diferentes características. Es un libro del cual se han vendido 25 millones de ejemplares (2015).
Da elementos útiles, para saber qué hacer en tantas circunstancias que se deben afrontar en los diferentes campos de la vida gubernamental, política, económica, social, familiar.
La gran responsabilidad en la toma de decisiones en un momento de crisis mundial, rodean a nuestros mandatarios Andrés Fabián Hurtado, Ricardo Orozco y al presidente Iván Duque.
Ninguno de ellos en su momento de posesión pensó encontrarse en circunstancias tan indescriptibles como las creadas por la pandemia. Los fines en su mente (Hábito 2: comenzar con un fin en mente), las promesas de campaña, sus visiones de futuro para el cuatrienio de su mandato, quedan por ahora en latente espera y es incierto el cumplimiento de sus objetivos y metas, que deseamos puedan ser cumplidas ampliamente.
Pero me centro en uno de los siete hábitos que teoriza Covey en su libro, “Poner primero lo primero”, lo cual plantea el dilema entre lo urgente y lo importante, en la gestión sobre la crisis creada por el Covid-19. Porque a los dirigentes y directivos de organizaciones estatales o privadas se les evaluará , por el énfasis que pongan en uno u otro de estos conceptos.
Se requiere tomar decisiones muy bien reflexionadas con el apoyo de profesionales de altas calidades, amplios conocimientos y experiencia en la gestión administrativa en momentos de crisis, para que jamás haya que lamentar ligerezas, ni haya que enfrentar algo que pudo haberse evitado.
Estamos en momentos en que debemos atender las voces de quienes tengan alta fundamentación científica sobre este virus, se atienda a la población de manera generalizada y no a quienes hayan aportado o aporten votos en el futuro.
Hay que tener en cuenta que este momento exige mucha ecuanimidad, mucho cuidado y protección de lo público, austeridad en el gasto, atender las necesidades de los más necesitados como se viene haciendo, evitando cualquier polarización o elección.
Por eso, “Primero lo primero”, sin olvidar la rigurosidad en la toma de cualquier decisión para que no haya ningún arrepentimiento ni en el presente, ni en el futuro.
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