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Durante el simposio, como parte del primer panel denominado: “Implicaciones globales de la pandemia en el sistema educativo”, abordé el tema titulado: “La gestión directiva en las instituciones escolares en tiempos de pandemia”.
La gestión directiva, se ocupa del direccionamiento estratégico para orientar el funcionamiento de la institución, la cultura escolar, el clima organizacional, relaciones con el entorno, la orientación hacia la calidad educativa, entre otros aspectos que hacen parte de 15 de las 61 funciones que los rectores deben ejecutar según la Ley 715 de 2001 y la Resolución 09317 de 2006 del Ministerio de Educación.
El estilo de liderazgo del directivo docente jugará un papel fundamental para que a través de la cualificación docente, se vuelva a pensar la escuela como un centro que a través de las mediaciones traiga el mundo a los estudiantes y le permita soñar en la grandeza, sacándolos del tema Covid a partir de la investigación científica, de convertirlos en actores del currículo desde sus propios intereses, como ciudadanos del mundo e hijos de la provincia conozcan parte de cuanto se hace en otros lugares, cuanto ocurre en ellos. Pero para esto se requiere preparación e interés por transformar desde la pertinencia.
El liderazgo del directivo docente debe reflejarse en la propuesta de modificación de los currículos con altas expectativas, pero cubriendo menos asignaturas y en búsqueda de la interdisciplinariedad y transdisciplinariedad con nuevas estrategias para incrementar el acceso a las aulas de infantes, adolescentes y jóvenes y su retención. De otra manera la deserción será evidente.
El rector debe cualificar al equipo docente para el aprender haciendo, para que no se limiten solo a la teoría y a la formación de repetidores de texto, sino de experiencias significativas, del goce del conocimiento a través del interés que se debe despertar con el cultivo del pensamiento crítico reflexivo que aporte a las propuestas transformadoras de sus propias realidades.
Imperioso cualificar también a los docentes para replantear las tareas, éstas deben ser pragmáticas, es decir, útiles, que sirvan en su vida cotidiana, que respondan al interés, a la felicidad, al placer por el conocimiento, para potenciar el desarrollo integral de los sujetos en formación, para poder hacer con el saber, con fortalecimiento de la autonomía, la innovación, la creación, la investigación, la problematización del currículo, en la búsqueda de lograr el aprendizaje de alto orden, en el sujeto y contribuir a la tranquilidad y salud mental familiar.
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