El debate de la eutanasia (III)

Sigmund Freud, psiquíatra austriaco, padre y creador del psicoanálisis, murió en 1939 luego de una penosa enfermedad, cáncer del maxilar. El médico que lo atendía era Max Schur quien había asistido a sus conferencias sobre el psicoanálisis, habiendo entablando desde esa época una estrecha amistad.

Sigmund Freud, psiquíatra austriaco, padre y creador del psicoanálisis, murió en 1939 luego de una penosa enfermedad, cáncer del maxilar. El médico que lo atendía era  Max Schur quien había asistido a sus conferencias sobre el psicoanálisis,  habiendo entablando  desde esa época una estrecha amistad. Sigmund Freud dijo a su amigo y medico que si algún día una enfermedad lo aquejaba y lo acorralaba en un sufrimiento mayor no lo dejara sufrir. Su enfermedad terminal se inició en 1917 cuando Freud tenía sesenta y un años; notó una hinchazón apreciable y dolorosa en el lado derecho de su boca, pero decidió ignorarla, convencido que moriría de un ataque al corazón. Pero en 1923 se le diagnosticó un tumor  maligno, que había invadido la mandíbula derecha teniendo que ser operado para la  extirpación del tumor.  La cirugía fue ambulatoria, realizada en precarias condiciones que casi le cuestan la vida. Los siguientes  dieciséis años fueron un suplicio siendo intervenido para retirar partes de su mandíbula, paladar y lengua y forzándolo a usar una incómoda prótesis. Durante muchos años de dolor y silencio tomaba sus alimentos en soledad para no hacer sufrir a sus allegados.  

En julio del  año de 1939, el cáncer que había estado localizado en el interior de la boca rompió la mejilla despidiendo un fétido olor que al decir del propio Freud ofendía a pacientes y amigos. El 21 de septiembre Freud dijo a su médico personal: "mi querido Schur, recuerda nuestra primera charla. Usted me prometió que me ayudaría cuando yo no pudiera continuar. Usted prometió no abandonarme cuando llegase mi hora; esta hora ha llegado. Esto no es más que una tortura. Ya no tiene ningún sentido."  Añadiendo “dile a mi hija Anna sobre nuestra conversación”.  Anna debía saber que él se declaraba presto, sosegado, tranquilo para el gran viaje. El amigo y medico contesto que no había olvidado su promesa.  Freud, consolado, tomando la mano de Schur repuso: “Se lo agradezco mucho”.   Schur dio una dosis de morfina suficiente para que su paciente y amigo entrara en coma; murió a las tres de la madrugada del 23 de Septiembre de 1939 legando a la humanidad y a la ciencia médica una de las corrientes de pensamiento más importantes de la psiquiatría.  

Sigmund Freud padecía una enfermedad terminal sin posibilidad ninguna de recuperación. Había escrito y reflexionado sobre la muerte. En estas frases está resumido parte de su pensamiento: “Si quieres poder soportar la vida, debes estar dispuesto a aceptar la muerte”; “Si quieres vivir, prepárate para morir”; “Cada uno de nosotros tiene a todos como mortales menos a sí mismo”; La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas”; Nos moriremos todos, pero nuestras obras permanecerán”.

“Ninguno puede asumir el morir del otro; estamos cercanos al otro que muere, pero es él  el que muere”, frase del filosofo  Martin Heidegger con la cual se iniciaba una columna anterior.  Esta es la realidad del debate sobre la eutanasia.  

Credito
PABLO ISAZA

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