el matoneo nace en el seno del hogar en donde el niño ve y escucha manifestaciones de agresión y violencia no teniendo capacidad para discernir entre lo que debe tomar o desechar; epidemiológicamente la enfermedad del matoneo se extiende desde el hogar hasta las aulas de clases; el niño o niña se contamina, inicialmente en forma leve y luego con mayor intensidad en la medida en que la televisión, el cine y la tecnología le hacen más grave la enfermedad. Múltiples fuentes lo van enfermando hasta convertirlo en el perfecto “matón de la clase”; una vez convertido en esta figura, o paciente si es posible adjudicarle el término, inicia consiente e inconscientemente su papel de agresor, papel que tiende a ser imitado por otros niños y niñas; se forman así pandillas que actúan dentro y fuera de la clase. El matón actua para imponer su poder; su domino sobre los niños agredidos o victimas puede extenderse a lo largo de meses o aun años; frecuentemente tiene actitudes agresivas y amenazantes por hechos sin importancia, desprecian el miedo de su víctima. El matoneo encuentra a padres de familia y autoridades educativas carentes de medios para combatirlo o neutralizarlo.

Como se anotaba en columna anterior los estudios en Colombia son pocos; como la epidemia es universal un reciente estudio en Alemania puede mostrar las implicaciones y consecuencias de la misma; el estudio se hizo en una secundaria entre 1,200 niños y niñas encontrándose que el matoneo que se iniciaba con burla y agresión verbal podía terminar mal como el caso de una niña de 16 años que fue suspendida en una ventana de un piso alto: “me agarró  por las piernas  y me bajó por la ventana y sólo se reía mientras yo lloraba y gritaba; pensé que me iba a morir; llegaron otros y dijeron que yo era una vaca grasosa, estúpida y que lo merecía" declaró  llorando la agredida Como un número creciente de víctimas de matoneo, ella necesitó tratamiento psiquiátrico. En el estudio se encontró que las escenas de matoneo eran grabadas en celulares y luego difundidas, como en Ibague recientemente. Otra característica encontrada fue la de pandillas de matones esperando un alumno en su para agredirlo.

El Dr. Leonard Thun-Hohenstein, Jefe de Psiquiatría Infantil del Hospital Christian Doppler y participante en el estudio informó que se manejaban  hasta una docena de jóvenes al año en forma ambulatoria en su hospital; “son niños y jóvenes (victimas) que sufren de depresión aguda y en algunos casos con  tendencias suicidas; tratan de solucionar su problema negándose a ir a la escuela” afirmó  el psiquiatra infantil.

La epidemia del matoneo seguirá extendiéndose en colegios y escuelas pues su prevención y tratamiento pasa por la supresión del entorno de en que se desarrolla el niño o la niña, de violencia intrafamiliar y de modelos adquiridos en el cine y la televisión, en donde el expediente primario es la violencia para, “presentar la realidad del país pues esta no se debe ocultar” según dicen los enriquecidos empresarios de la televisión nacional.