En un artículo publicado en el diario El Espectador el jurista Rodrigo Uprimny encuentra ajustada a derecho la sentencia del Consejo de Estado sobre las infecciones intrahospitalarias expresando lo siguiente: “La tesis del Consejo de Estado es que es justo que el hospital cargue con esa responsabilidad, pues puede limitar el riesgo de esas infecciones con buenas medidas sanitarias, mientras que los pacientes, que suelen ser la parte económicamente más débil, no tienen esa posibilidad. Y que por ello resulta desproporcionado exigirle al paciente, que acude al hospital y resulta gravemente infectado, que deba probar la culpa del hospital o deba soportar solitariamente las consecuencias económicas de ese terrible daño. Por ejemplo, si yo contrato que alguien me lleve una mercancía y ésta no llega a su destino, entonces el transportador debe indemnizarme, sin que yo deba probar su culpa”. Finaliza su artículo diciendo que “la sentencia del Consejo de Estado es entonces equitativa y solidaria, pues ampara al paciente, que es la parte sufriente y más débil; y es además eficiente, pues pone el incentivo en donde toca, ya que los hospitales pueden reducir el riesgo de estas infecciones y, al mismo tiempo, tomar medidas (como seguros o fondos de contingencia) para enfrentar los costos de eventuales indemnizaciones por estas infecciones, como lo hacen los transportistas”. Para esta mercancía es necesario sacar póliza de aseguramiento.
El anterior es el lenguaje del jurista que compara la atención médica y hospitalaria con la mercancía de los trasportistas. Es el gran daño que la Ley 100 causó a la salud de los colombianos: la salud es una mercancía como cualquier otra.
Y este es el lenguaje de la medicina en el tema que nos ocupa: hospitales y trabajadores de salud luchan diariamente contra las infecciones nosocomiales; sin embargo las “superbacterias” van ganado la batalla; tres cuartas partes son causadas por estos microorganismos de la enfermedad y la muerte; la Escherichia Coli, la Klebsiella y el Proteus; las pruebas de sensibilidad a antibióticos en estos organismos revelan el mayor porcentaje de resistencia a la ampicilina y la tetraciclina y algún grado de sensibilidad a la cefalotomía, gentamicina, cloranfenicol y sulfato de la kanamicina, todos estos, antibióticos exitosos que en el pasado fueron exitosos ya no son efectivos. Pero no son solo las bacterias, tambien los hongos, de mas difícil manejo son causantes de infecciones.
Uno de ellos que tiene el bonito nombre de Cándida Albicans causa, según estudios genera el 59 por ciento de las infecciones y otro tipo de hongos un 18 por ciento. Pacientes a los cuales el hongo ha infectado, tienen que ser tratados con uno o dos antibióticos de mucha toxicidad.
Resumiendo, el tema de las infecciones nosocomiales será una avenida más en la que entrarán todo tipo de demandas contra médicos y hospitales ante las cuales nada podrán hacer los demandados ya que procesos en los cuales entran a jugar aspectos científicos tan complejos no son del dominio de jueces y abogados; la perspectiva es que cada infección nosocomial se convertirá en un proceso judicial.
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