Stephen Hawking el físico inglés creador de la teoría de los agujeros negros y una de las mentes más brillantes de los siglos XX y XXI murió en su casa en Cambridge a la edad de 76 años. En 1963 cuando tenía 21 años, se le diagnosticó una enfermedad de las neuronas motoras. La enfermedad mata a un tercio de las personas en un año y más de la mitad en los dos años posteriores al diagnóstico, según la Motor Neurone Disease Association. Así, la afección es mortal y generalmente progresa rápidamente, afectando el cerebro y la médula espinal. “Enfermedad de las Neuronas Motoras” (ENM), es el nombre colectivo para un grupo de enfermedades que afectan los nervios en el cerebro y la médula espinal que controlan el movimiento. La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es la más conocida. Cuando le fue diagnosticada a Hawking los médicos esperaban que viviera sólo dos años más. Pero Hawking tenía una forma de la enfermedad que progresaba más lentamente de lo habitual. Sobrevivió más de medio siglo.
Comenzó a usar muletas en la década de 1960, pero durante mucho tiempo luchó contra el uso de una silla de ruedas. Cuando empezó con ésta era famoso como estudiante por la velocidad con que la conducía. En 1974 Hawking utilizando la teoría cuántica describió los agujeros negros del universo y amplió los conocimientos sobre la Teoría del Bing Bang.
Famoso por sus frases y sentido del humor, dijo alguna vez que “los que viven en la sombra de la muerte son a menudo los que más viven. Para mí, el diagnóstico precoz de mi enfermedad terminal, y presenciando la muerte por leucemia de un chico que conocí en el hospital, encendió un nuevo sentido de propósito. Aunque había una nube colgando sobre mi futuro, descubrí, para mi sorpresa, que estaba disfrutando de la vida en el presente más que antes. Comencé a progresar con mi investigación. Mi meta es simple. Es una comprensión completa del universo, por qué es, cómo es y por qué existe”. Una vez dijo: “No sería un gran universo si no fuera el hogar de la gente que amas”.
La columnista Francés Ryan del periódico inglés The Guardian, escribió: “En medio de todos los homenajes a la contribución de Hawking al descubrimiento científico, me gustaría recordar lo que él contribuyó, quizás sin saberlo, a que muchas personas discapacitadas despertaran un sentimiento de orgullo, ánimo y esperanza. Fue un genio que se ganó el respeto del mundo con su silla de ruedas. Los logros de Hawking por sí solos no habrán comenzado a revertir los prejuicios profundamente arraigados sobre la discapacidad, pero han desempeñado un papel importante en el cambio de los conceptos erróneos que todavía marcan rutinariamente la vida de demasiadas personas con discapacidad. La lección menos conocida de Hawking es que, espero, otros que crecen con discapacidades digan: todos podemos alcanzar las estrellas. Lo extrañaremos para siempre”.
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