A propósito del 5 de junio

Jaime Eduardo Reyes

La actual situación mundial ha concentrado la atención de analistas y gobiernos en las situaciones de la salud y la economía, la política pública está girando en torno al cómo enfrentar los efectos de la pandemia del coronavirus.
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Sin embargo, la complejidad nos indica que hay otras dimensiones que se relacionan sistemáticamente con estas dos y que no deberíamos dejar de reflexionar sobre ellas. La ambiental es una de estas dimensiones.

Aunque hoy por hoy la urgencia gira en torno a salvar el mayor número de vidas humanas y resolver los problemas económicos del mercado, no podemos olvidar que también vivimos la crisis del cambio climático. Ingenuamente nos estamos creyendo que la resiliencia de la naturaleza ya resolvió el calentamiento global, la deforestación, y la contaminación del aire y el agua. Nos estamos quedando con las noticias de la fauna recuperando sus hábitat y por ahí ya nos convencimos que las décadas de degradación de la naturaleza ya se contrarrestó. Muy poca atención se le está prestando al modelo económico que se está gestando para dar respuesta a las demandas de la reactivación económica, logros como menores consumos de plástico y agua quedaron atrás.

Una reflexión hecha durante los diálogos regionales, y que hago mía con permiso de todos los expositores, es que hay que tener cuidado con la regulación que surgirá como respuesta a las demandas de la industria para la reactivación de los mercados, con el fin de que no se profundicen los daños al medio ambiente y a la salud de las personas. Las afirmaciones de David Malpas, presidente del Banco Mundial, son preocupantes: “Será necesario implementar reformas de ajuste estructural para recuperarse del Covid-19, incluyendo los requisitos para la eliminación de regulaciones excesivas, subsidios, regímenes de licencias, protección comercial de préstamos para fomentar mercados, opciones y perspectivas de crecimiento más rápidas”. Este mensaje del Banco Mundial es una clara advertencia de lo que estaría por venir.

Si de algo debemos estar convencidos es que al superar la pandemia no se pueden seguir haciendo las cosas de la misma manera, no es exagerado afirmar que el modelo económico y energético tal y como lo conocemos debería cambiar. Con motivo de la celebración del Día Mundial del Medio Ambiente varios fueron los llamados sobre estos temas en editoriales e informes especiales.

 La actual crisis pandémica llama la atención sobre crear un movimiento global con pies en lo local por la salud y el medio ambiente del planeta, de mejorar el uso de los recursos naturales y de reestructurar los mecanismos y sistemas de producción.

JAIME EDUARDO REYES

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