Cuentas claras hasta en río revuelto

Julián Ricardo Rodríguez Soto

Valido hoy más que nunca, recordar el modelo de gobernanza que propone la ONU, con el cual insta a las instituciones públicas y promueve en instituciones privadas, a mostrar transparencia en los logros, los impactos e incluso a ser específicos en temas y tareas pendientes, lo anterior mediante el uso de datos fidedignos y contundentes, que den cuenta del proceder y la tranquilidad al pueblo, así como a los grupos de interés, de la capacidad de ejecución de un gobernante o directivo de una organización.
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Lo anterior, solo con el fin de recordarle a la opinión pública que los mandatarios y funcionarios públicos se deben al pueblo, y que dentro de esos deberes, está el responder por sus actos y las actuaciones con los que a ellos se les relaciona; Hace menos de una semana, una alta funcionaria del gobierno viene esquivando las respuestas a los interrogantes, sobre el actuar o los servicios que presta la empresa de asesorías de la cual esta funcionaria hasta hace menos de ocho meses fuera accionista y hoy es liderada por su hermano Andrés Sarabia, el cual luego de una investigación periodística, quedó en evidencia el incremento exponencial del patrimonio y con ello el cambio de vida y algunos lujos excéntricos de un joven que para el periodo 2021 no estaba obligado a declarar renta.

Ante este escándalo seguramente mediático y mientras aparece uno nuevo, la funcionaria no respondió a ninguna de las preguntas que le formuló la periodista María Jimena Duzán, no le queda bien guardar silencio, no le queda bien victimizarse, menos bien le queda acusar a la prensa, y más mal le queda al presidente, endilgarle a la prensa los problemas de salud que aquejan a la funcionaria, que no dio respuestas claras sobre el abuso de poder en el caso del polígrafo, que fue acusada de no pagar la seguridad social a la persona que prestaba servicios domésticos o niñera en su residencia, deja mucho en entre dicho, cuando no sale a defenderse de las acusaciones y del trato grotesco y poco caballeroso en los audios del hoy embajador Armando Benedetti. 

Todo Presidente esta en el derecho de defenderse de los ataques, incluso sin bajarse del pedestal, todos los dirigentes deben de defender al equipo, pero no está bien crear aureolas de protección, ni imponer coronas a funcionarios cuestionados, ya lo hizo con Benedetti, le funcionó con Roy y ahora lo hace con la Señora Sarabia, seguro este proceder no tendrá mayores implicaciones, pero si la imagen del todo vale, tanto criticada por el antes legislador y ahora presidente; que además, le resta virtud a sus concluyentes investigaciones y su elocuente postura ideológica en otro hora como senador y que cada vez parecen más de lo mismo, pura retórica caudillista y lo desdibujan en esta alta dignidad.

 

Julián Ricardo Rodríguez Soto

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