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Los poemas resumen historias de seres anodinos que, dándole diariamente golpes a las pelotas de trapo, labraron un futuro que se volvió espejismo, porque no siempre lograron elevar su dimensión personal, ante la perversidad de una fama mal administrada que se encargó de enredarlos y conducirlos directamente a las frustraciones, como si el destino les hubiera diseñado el esplendor del triunfo momentáneo y los hubiera condenado a pagar con creces la debilidad mental que escondían tras las gambetas.
En las charlas con Jorge Ladino, nunca falta la poesía y el conocimiento enciclopédico sobre el fútbol. A veces he recibido llamadas, simplemente para recordarme el autor de un gol que no precisó en la tertulia anterior o para contarme que por azar o astucia logró marcarle un gol a uno de los equipos de los barrios del sur. Es esa pasión la que le da una trascendencia a estos poemas, el vivir compenetrado de anécdotas para escoger historias que resumen el comportamiento humano y de paso denunciar la situación política del país. Por ejemplo, la voz poética se desplaza hasta el futbolista panameño que golpeó una lechuza por atreverse a tocar el césped del Metropolitano de Barranquilla y la ironía se vuelve macabra cuando expresa: “Debieron contarte/ que los panameños fueron colombianos alguna vez/ y en este país matamos hasta en los juegos”.
“Lily Parr y otros poemas de fútbol” es un homenaje a tantas glorias que el tiempo opacó. Ella fue una niña que a los catorce años se inició en el futbol profesional femenino. Jugó 437 partidos, obtuvo 424 victorias y marcó cerca de mil goles que le valieron un sitial en el Museo Nacional del Fútbol Inglés; también se rinde tributo a un cojo signado por la poliomielitis del que: “Los médicos advertían:/ ‘No puedes jugar fútbol’/ y ganaste dos mundiales”. O el brasileño Jakson Follmann a quien su pierna amputada le sigue mandando mensajes a través de su silla de ruedas: “pudo ser un buen portero”, mientras él recuerda el impacto del avión sobre las montañas de Antioquia.
Con este libro Jorge Ladino Gaitán hace catarsis, para que los apasionados de la poesía o del fútbol, puedan disfrutar estos versos desde las graderías de la lectura.
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