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Casi como si estuviera apagado, pero pudiéndolo utilizar aún sin conexión”. De este tecnicismo pasamos al uso generalizado de cualquier tipo de modo y creemos que estamos enriqueciendo el idioma.
El caso patético lo tenemos con el fútbol que, desde antes de jugarse el primer partido (20-11-2022), se activó el “modo fútbol” en el mundo, lo que significa que muchas actividades de la vida cotidianidad se verán alteradas y no habrá espacio más que para los informes, las entrevistas, los comentarios y toda una fiesta de la frivolidad que nos someten por cerca de un mes, Así uno no sea fanático de este deporte es arrastrado por las huestes alienadas que no permiten que se hable de otra cosa. Las tragedias naturales, la violencia, las dificultades económicas y tantos otros temas de importancia pasan a un segundo plano o hasta desaparecen del escenario público, para darle paso a profundos análisis sobre el uso de amuletos por parte de los jugadores de las selecciones clasificadas o del número de calorías diarias que consumen los jugadores del Brasil.
En modo fútbol se disparan las ventas de televisores; los consumos de cervezas; las riñas de parejas, hay deserción escolar; problemas laborales; aumento de tarifas de servicios públicos y mucho más. La mayoría de fanáticos se vuelven árbitros, comentaristas, narradores y los abuelos prefieren las gambetas a las terapias físicas. Los sindicalistas se inventan consignas contra los equipos imperialistas y en los barrios populares, se siente menos el desempleo y disminuyen los robos callejeros. Los congresistas suspenden sus discusiones y desde ministros para abajo aprovechan los salones de juntas, para presenciar el espectáculo único: el balompié.
¿Pero quiénes son los magos que nos ponen en este modo fútbol?, ¿Por qué, a pesar de las convicciones caemos en el? Sencillo, ya lo dijo el jugador número uno por muchos años, Diego Armando Maradona: “El deporte es el engranaje enorme, máquina de intereses económicos, políticos, industriales y de imagen” y el ente que lleva la batuta es la terrible FIFA, muy conocida por su habilidad para la corrupción. Por ejemplo, esta vez aspira recoger cerca de cinco mil quinientos millones de euros, por concepto de publicidad, derechos de televisión y patrocinios, amén de otras arandelas.
Así que moderen el “modo fútbol” y mejor entren al “modo diciembre”
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