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La presión de estos bloqueos sobre el aparato productivo agrícola está generando un verdadero choque en la demanda y la oferta alimentaria, que se traduce en menos ingresos en el sector agropecuario, cierre de empresas, escasez de víveres en las ciudades e incluso, la quiebra de algunos campesinos. Los gremios de producción han advertido la gravedad de este fenómeno pues termina por perjudicar todo el sistema de producción, distribución y comercialización de artículos de primera necesidad. Dicho de otra manera, los bloqueos están golpeando los estómagos y los bolsillos de los colombianos, cuyo ánimo ya ha sido menoscabado por la pandemia.
Eso explica que gremios como Fedearroz, Fedepalma, Fedegán, cafeteros, cacaoteros y cultivadores de frutas, alerten de la difícil situación y hagan un llamado contundente a que la protesta no interfiera el abastecimiento del país. Esta situación también está afectando a otros sectores: los distribuidores de combustibles, los confeccionistas que se quedan sin insumos para trabajar, el comercio que sufre desabastecimiento de artículos, la misión médica y el transporte de vacunas, entre otros. Nuestros campesinos, sin duda, cultivan gran variedad de productos de calidad #SientoPorCientoColombianos, resultado de cantidad de horas de trabajo y de esfuerzo descomunal. Por ello, además de las difíciles condiciones que están per se en su día a día, lo último que se espera es que pierdan el trabajo que han realizado por meses para lograr una cosecha. Por otro lado, el gremio camionero es esencial para nuestro país y de su buen funcionamiento depende que las redes de suministros, abarrotes y toda clase de materiales surtan el territorio y haya un adecuado intercambio de mercancías entre todas las cadenas de producción y de logística. En esta medida, es necesario que los transportadores y el Gobierno Nacional se sienten a dialogar para escuchar y buscar soluciones en conjunto para las necesidades que enfrenta el sector: el alto valor de los combustibles, los peajes, la competencia desleal, el incumplimiento de la tabla de fletes y la chatarrización.
Desatar una crisis en el mercado interno no es la solución. Es momento de sentar las bases de una negociación sólida entre el Ejecutivo y los sectores que se sienten perjudicados por la crisis sanitaria. El llamado es a conducir las acciones por las vías del diálogo, para llegar a acuerdos que nos permita superar los escenarios adversos en materia fiscal y presupuestal. Hoy es prioritario avanzar en políticas públicas que estimulen la generación de puestos de trabajo, la reducción de la pobreza monetaria y la recuperación de la senda de crecimiento de la economía, partiendo siempre de premisas reales y alejando el populismo y las pretensiones irreales y desbordadas de algunos actores que fomentan el caos y la zozobra. No hay que echarle más leña al fuego, por el contrario, es hora de dar pasos hacia adelante mediante un acuerdo nacional que fortalezca la inclusión y participación ciudadana. Hay que construir un derrotero de acciones puntuales que fortalezcan nuestro sistema democrático. ¡Esta crisis es el momento oportuno para actuar con grandeza e inteligencia!
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