El libro, literariamente, evoca algunas vivencias familiares y, periodÃsticamente, relata cómo a finales de mil 800 sirios, palestinos y libaneses, huyendo de los opresores otomanos, llegaron a un paÃs provincial, aldeano y cerrado, que consideraba a ciertos extranjeros de segunda clase y, más cuando traÃan distintos referentes culturales, polÃticos, religiosos y sociales. Quienes pasaron el tamiz, abrieron caminos y puertas cerradas y, durante 130 años de tenacidad, trabajo y paciencia lograron adaptarse e integrarse contribuyendo notoriamente, sobre todo, en el desarrollo comercial e industrial.
Pero, mientras el hombre comerciaba entre pueblos y ciudades, ejerciendo el ancestral oficio fenicio, la mujer quedaba en el hogar y en ocasiones también encargaba del negocio. En su reconocimiento, el pasado septiembre, las investigadora lanzaron el libro, “Las mujeres árabes de Colombiaâ€, recopilación del talante colombo-levantino.
Escogieron 25 exponentes que, desde sus diferentes facetas, oficios y profesiones, han destacado en su entorno o, a nivel nacional e internacional. Hay poetas, escritoras, chefs, profesoras, empresarias, ganaderas, polÃticas, diplomáticas, revolucionarias, cantantes como Shakira y más. Su cordón umbilical es su memoria genética, luego bisabuelas, abuelas, madres o nietas, sin proponérselo, conservan atributos femeninos de la cultura árabe como ser tercas, estupendas cocineras, excelentes anfitrionas e incansables luchadoras para lograr propósitos.
En sus relatos particulares, es recurrente que las pioneras, reservando cultura y costumbres al hogar, no trasmitieron su lengua como estrategia para mimetizar la familia en los nuevos ambientes, quizás también, buscando cancelar dolorosos recuerdos de la patria abandonada.
La segunda generación creció occidentalizada con fuerte ascendencia patriarcal que, al no vislumbrar prospectos amigos para casarlas, acudÃa a familiares cercanos. De la tercera generación varias gritaron independencia. No obstante, sintiendo atávico llamado visitan ancestros levantinos, aprenden árabe y algunas musulmanas usan hiyab. Mas, nunca olvidan que son colombianas porque consideran ser flores de árboles orientales florecidos en occidente y mezcla de fenicios con zenúes, finik con colibrÃ, wisen con buganvilia, cedros con samanes, dakke con cumbia y mapalé, valles de Bekaa con los del Magdalena, cordilleras del LÃbano con los Andes y mar Mediterráneo con Caribe.
Entre las destacadas mujeres colombo-árabe, figura Rida Aljure Zalame, actual Embajadora nuestra en el LÃbano y, como no residente, ante Siria y Jordania, ejerciendo rol preponderante, sobre todo, a nivel exportación bovina. Abogada con un MBA, posgrado en Derecho de Familia y Diplomado en Gerencia Social y por dos perÃodos Directora del Instituto Departamental de Vivienda cundinamarqués. Igual, Concejal y ex candidata a la AlcaldÃa de Girardot. Por afectos muy cercana al Tolima, como también, por haber gerenciado la otrora Regional Conavi y la Constructora Pedro Gómez en el proyecto Multicentro.
Las investigadoras Pilar Vargas y Luz Marina Suaza, indagando la incidencia en Colombia de los migrantes levantinos y no “turcos” como fueron llamados, en 2007, publicaron “Los árabes en Colombia”.
Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA
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