Dejó su civilizada Francia cuando efervecÃan nuevas corrientes que abarcaban música, literatura, moda y, sobre todo, polÃtica. Recordemos el Mayo Francés o Mayo del 68, gigantesca protesta en contra del consumismo, liderada por universitarios apoyados por más de 9 millones de trabajadores industriales y hasta por sosegados hippies que predicaban “paz y amorâ€. El movimiento abarcó el resto de Europa, México, Argentina, Uruguay, EE.UU., Colombia y otros lares, sin necesidad de teléfonos, celulares, Internet o televisión globalizada.
Cuando Florence llegó al paÃs, encontró una sociedad parroquial, pacata de preeminencia machista, con mujeres sumisas a una educación y cultura enfocada a dar gusto y placer al hombre. Con la simiente que traÃa puesta, empezó a luchar por visibilizar los problemas de nosotras las colombianas. Por fortuna, encontró semillitas agazapadas que luchábamos por brotar, ya que, no éramos ajenas a las corrientes modernistas de allende el océano, y que, para completar el paquete liberacionista, también adoptamos la moda.
De esta manera, las colombianas dejamos de estar vestidas como muñecas modositas y abrigaditas. Y, aunque nos llovieron crÃticas, algunas dejamos el brasier para siempre, lucimos insuperables minifaldas, pantalones bota campana, cintura al aire, maquillaje recargado, pestañas postizas, pañoletas coloridas, etc., etc.
Es innegable que en todo el proceso evolucionario ha influido Florence Thomas, porque sin temor expresa su pensamiento crÃtico, ya como estudiosa de la problemática femenina y defensora de nuestros derechos desde el grupo Mujer y Sociedad. Ya como columnista de El Tiempo, exponiendo siempre ideas precisas, inteligentes, coherentes y contundentes sobre el universo femenino.
Ya como escritora de libros sobre temas polÃticos, económicos y sociales que competen a la mujer y aún no están resueltos. Libros que han levantado ampolla entre brontosaurios como José Galat. Creo que la genera el perfecto manejo del español de la Thomas, cosa que los Galat del mundo jamás lograrán. O, su sentido del humor al mejor estilo colombiano. O quizás, porque en 2002 en ¡Viva la nueva ética del amor! incitaba a hombres y mujeres a amar al otro en su diferencia y, un dinosaurio nunca entenderá sobre cosas del amor.
Doy ferviente bienvenida a Florence Thomas, y siento orgullo que hoy sea una nueva compatriota. Además, estoy convencida que, como colombiana, continuará en la lucha por acercarnos a un mundo más digno, más paritario y, sobre todo, más justo con el género femenino.
amargarita8@gmail.com
Hace pocos días, Florence Thomas, recibió nacionalidad colombiana. La intelectual con nombre gálico y apellido inglés, nació en Rouen en el ocaso de la segunda guerra. Siendo ya Magister en Psicología de la Universidad de París la invadió el amor por un colombiano. En 1967 se instaló en Bogotá, en donde de inmediato se vinculó a la Universidad Nacional.
Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA
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