La fiera, un ser salvaje que, ataca con ferocidad para alimentarse de otros animales, comparte reino con el ser humano que, a su tiempo, cuando es agresivo y violento puede convertirse en bestia asesina que comete homicidio voluntario sin ninguna causa ni justificación.

Entonces, quienes pertenecen a las FARC no son hombres, sino bestias salvajes asesinas. Es que no existe otra manera de llamar a estos carniceros que a sangre fría cometen actos atroces, crueles e inhumanos como matar con tiros de gracia a cuatro indefensos policías.  

Colombia está de luto no solamente por el monstruoso asesinato, sino también porque ha parido esa clase de animales que, en retaliación por la muerte de la bestia apodada Alfonso Cano, fueron capaces de cometer un crimen de tal naturaleza. Pero, resulta que a esa alimaña la mataron en combate, fusil en mano, uniforme guerrillero, moza a bordo, cocinera especializada y, se convirtió en terrorista por propia voluntad.

En cambio, el coronel Édgar Yesid Duarte, el mayor Elkin Hernández, el sargento José Libio Martínez y el intendente Álvaro Moreno, fueron policías obligados a permanecer entre 10 y 14 años en cautiverio, sufriendo toda clase de vejaciones, entre ellas, permanecer lejos de sus familias, mantener encadenados, encerrados en corrales o atados a árboles, mal alimentados y mal vestidos.

Con esta vil acción las FARC cerraron aún más el camino para conseguir una salida política al conflicto, pues demostraron que el Gobierno, la sociedad civil o alguna otra representación, no cuentan con interlocutor racional. Si había una pequeña luz, ésta se extinguió. La masacre descartó dar vocería política a los desmovilizados y la Comisión Primera del Congreso, retiró la propuesta de otorgar derechos políticos a los mismos porque no los merecen. En cambio, exige abandono inmediato de prácticas terroristas y liberación unilateral de todos los secuestrados. Palabras desperdiciadas porque las FARC no tienen capacidad de escucha.

Igual, no respetan las leyes humanitarias internacionales y les importa un bledo lo que opine la gente racional, como Marcelo Pollack, experto en Colombia de Amnistía Internacional, quien dijo que el asesinato de los cuatro policías representa un crimen de guerra. Como a mí sí me interesa lo que dictamina AI, me pregunto: ¿sólo este acto puede llevar estatus de crimen de guerra? Y, ¿cómo quedamos con los asesinatos de Consuelo Araújo Noguera, el gobernador Guillermo Gaviria, el Asesor de Paz Gilberto Echeverri y ocho uniformados que los acompañaban, los 11 Diputados del Valle del Cauca y el resto de policias, militares o civiles secuestrados y asesinados por las FARC? Colombia exige respuesta.

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