Teniendo en cuenta el huso horario, no en todos los lugares amanece al unísono. Entonces, los primeros en átomos volando hubieran sido asiáticos y australianos, luego europeos y africanos, después los gringos y, por último nosotros los latinos. Pero, pensándolo bien, como quienes idearon el embustero calendario fueron mayas, la debacle que nos hubiera convertido en chicharrón sin poder musitar jaculatoria, hubiera iniciado en Latinoamérica. Que vaina que solamente para volatilizarnos nos podría corresponder un primer lugar.
Lo interesante de no acabarse el universo, fue comprobar que la fama no sólo se consigue siendo joven y mostrando siliconadas tetas, traseros, chocolatinas y músculos de estibador de puerto. Pues, usando gratis medios tradicionales, redes sociales y cuanta comunicación tecnológica han inventado, los mayas y su vetusto calendario de cinco mil doscientos años, lograron que casi todos los 7 mil millones de terrícolas estuvieran en vilo hasta diciembre 20 de 2012 a las 12 de la noche. Por precisión debería haber sido hasta las 11 horas, 11 minutos, 37 segundos, cuando inició el solsticio de invierno.
Hubo descreídos del magno advenimiento. Por si acaso, yo acepté congregarme con algunos amigos, debajo del manzano del paraíso terrenal a las 24 y un minuto del sábado 22. No pude saber si el reencuentro era para consumar la fruta prohibida. Si hubiera sido así, me hubiese gustado más encontrarlos debajo de un Musa sapientum, porque comerse un banano es mucho más sabroso, divertido y placentero que una insípida manzana.
Si el mundo hubiera desaparecido, no se podría echar culpas a Bin Laden, Hussein y Gadafi. Entonces, junto a los descachados mayas, como primeros implicados irían la Corte de la Haya, Chávez y las FARC. Luego, Monseñor Procurador, Espíndola, Gerlein, Marco Fidel Suarez, Samuel Moreno, Álvaro Dávila, los Nule, Interbolsa, Petro y sus basuras, AngloGold, la Kirchner, Evo, Correa, Ortega, Strauss-Kahn y Berlusconi, entre otros más.
De todas maneras, no haber llegado el fin del mundo, no es el fin del mundo. Entonces, nos veremos en cinco mil millones de años cuando el sol haga mutis por el foro y llegue el juicio final, día en que cada incinerado en Los Olivos, tomará el primer esqueleto que encuentre para reencarnar. Pero, ¡Plop! aparece su propietario, se lo arrebata y advierte: es mío, me reconozco por el millonario diseño de sonrisa que le pagué a Marlon Becerra. ¡¡¡FELIZ AÑO!!!
Cambiaron la fecha del fin del mundo sin avisar. Muchos quedaron con los crespos hechos, otros desvestidos y alborotados y,tendrán que aguardar hasta 2021 cuando los polos magnéticos terrestres cambiarán de posición y vendrá la hecatombe. Si tampoco se acaba, paciencia hasta 2029 cuando el asteroide Apophis venga a hacer popis sobre nuestro planeta volviéndolo igual a la descarga del retrete.
Credito
AMPARO MARGARITA MORALES FERIA
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