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Porque más allá de un evento que aporta visos académicos sobre la visión de futuro de la región, se trata de llamar una y otra vez a la suma de propósitos y de voluntades para construir un mejor estar y un vivir más próspero para todos los tolimenses.
¡Ah! Que muchos de los documentos de los encuentros anteriores se han quedado sin la debida aplicación, la socialización, la masificación, la discusión y la visibilización en las distintas capas de la sociedad tolimense, cierto; que se han mantenido iniciativas durmiendo el sueños de los justos en los anaqueles gremiales o universitarios, también lo es; que algunos de sus temas, sugerencias, recomendaciones y aportes se han quedado en el papel, tal vez sea cierto; pero igualmente lo es que varias de ellas se han ido incrustando, impregnando y ejecutando a través de planes de desarrollo públicos regionales y municipales; así como que otras se vuelven parte del sustento para las apuestas de inversión del sector productivo-privado a pequeña y mediana escala, para generar riqueza particular y dar empleo.
Además, de que su temario se vuelve parte de la discusión publicada y pública de forma recurrente.
Igualmente, lo que pocas veces se resalta de los encuentros es que son pequeños-grandes laboratorios de convivencia y respeto por las diferencias políticas, de pensamiento, personales, de intereses que se chocan y se repelen.
Es allí donde realmente se junta de manera integral y holística la actividad social e institucional con la construcción colectiva -y también segmentada- de propósitos para mejorar el territorio tolimense en muchos aspectos.
Igualmente, no se puede discutir que es un evento líder para posicionar el Tolima de otra manera ante el país; precisamente a nosotros que hemos estado tan rezagados de la esfera de la opinión nacional positiva, apartados de una mediana escala de importancia en la representatividad de los centros del poder del gobierno y el Estado, de las vocerías nacionales y de reconocimiento favorable.
Encuentros que también sirven para discutir y percatarnos de lo que no tenemos alineado frente a los nuevos retos del país y del mundo, a propósito de los temas que son escogidos como insumos de discusión en cada versión. Es un espacio que contribuye al planeamiento colectivo y genera líneas gruesas para ello. Así como lo hace para pensarnos en región y no simplemente en ciudad, es decir, como un todo donde se interrelacionan las acciones que nos afectan mutuamente con el entorno mediato, con la vecindad geográfica.
Por eso, ese encuentro después de tantos años en más que válido e importante, porque además coincide con la construcción con enfoque prospectivista que se viene haciendo de la nueva Visión 2050 para el Tolima de parte de la Secretaría de Planeación y TIC de la Gobernación, y que ha querido llevar la discusión temática más allá de los muros de los clubes, los salones de clase y las mesas de juntas directivas gremiales, a las veredas, los corregimientos, las asociaciones de base y con los nuevos liderazgos para tratar de tomar el pulso real a ese Tolima periférico que hoy se requiere más participativo que nunca.
Bienvenidos estos y todos los ejercicios de construcción colectiva que se hagan. Ahora solo queda ponerle indicadores, metas, hacerle seguimiento y sobre todo dar parte público de lo que se hizo o no se hizo en cuanto recomendó este encuentro número 9. ¡Que viva el Tolima!
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